El color blanco está situado justo debajo del verde. | Pixabay

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Recientemente, un nuevo color ha sido añadido en algunos semáforos en España: el blanco. Esta innovación, que aún está en fase de pruebas, busca facilitar la coexistencia de vehículos autónomos con el tráfico convencional. La luz blanca indicará a estos vehículos que pueden avanzar mientras que los automóviles tradicionales deberán detenerse. La iniciativa, respaldada por estudios de la Universidad de Carolina del Norte, promete optimizar el flujo vehicular y reducir el consumo de combustible, al permitir que los coches autónomos continúen su marcha sin interrupciones innecesarias.

El semáforo blanco se ha instalado por primera vez en Madrid, aunque su uso efectivo aún no se ha implementado. Esta medida forma parte de un esfuerzo global por adaptar las infraestructuras de tráfico a las nuevas tecnologías de conducción autónoma, anticipando un futuro en el que estos vehículos jueguen un papel predominante en las carreteras.

El concepto de semáforo con cuatro colores no es completamente nuevo, ya que en otros países se han explorado ideas similares. Sin embargo, la aplicación del semáforo blanco en España representa un avance significativo en la adopción de tecnologías emergentes. Los estudios indican que su uso podría reducir el tiempo de espera en los cruces, minimizando tanto las emisiones de CO2 como los atascos, lo que beneficiaría tanto a la economía como al medio ambiente.

No obstante, la implementación generalizada del semáforo blanco enfrenta desafíos, incluyendo la adaptación del marco legal y la aceptación por parte de los conductores. A pesar de esto, las expectativas son altas, y se espera que esta innovación marque un hito en la evolución del tráfico urbano.