Se puede emplear para guisos, sopas e incluso bebidas. | Freepik

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Con la llegada del otoño, la calabaza se erige como un superalimento protagonista en mercados y recetas. No solo aporta un vibrante color a los platos, sino que sus beneficios para la salud la convierten en un elemento esencial en dietas equilibradas. Rica en agua y baja en grasas, la calabaza es ideal para mantener un peso saludable, pero lo más sorprendente es su capacidad antioxidante, gracias a los betacarotenos y a un aporte de vitamina C superior al de las naranjas.

La alta concentración de antioxidantes en la calabaza ayuda a combatir los radicales libres, lo que reduce el riesgo de envejecimiento prematuro y protege frente a enfermedades crónicas. Esta cualidad también fortalece el sistema inmunitario, clave durante los meses más fríos del año. La vitamina C y los betacarotenos presentes en este alimento no solo potencian las defensas naturales, sino que mejoran el aspecto de la piel y la salud ocular.

Además, la calabaza es una excelente fuente de fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y contribuye a la prevención de enfermedades del tracto digestivo. Su bajo contenido en calorías y su capacidad para saciar la convierten en un ingrediente valioso en dietas de control de peso y en planes de alimentación para mantener un metabolismo equilibrado.

Los expertos en nutrición señalan que la calabaza también aporta potasio, lo que ayuda a regular la presión arterial y favorece la salud cardiovascular. Este alimento otoñal, por su perfil nutritivo, se recomienda especialmente para aquellas personas que buscan fortalecer su organismo de manera natural y efectiva.