Si no se lavan bien, las toallas pueden ser un caldo de cultivo para bacterias. | Freepik

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Mantener las toallas limpias y esponjosas es esencial para la higiene diaria. Aunque es común lavarlas a 30 °C o 40 °C, estas temperaturas pueden no ser suficientes para eliminar bacterias y gérmenes acumulados. Los expertos recomiendan lavar las toallas a una temperatura de al menos 60 °C para garantizar una limpieza profunda y efectiva.

Por qué 60 °C es la temperatura adecuada

Las toallas están en constante contacto con la piel y, debido a la humedad, se convierten en un caldo de cultivo para bacterias como Staphylococcus aureus y coliformes fecales, que pueden causar irritaciones y alergias. Lavar las toallas a 60 °C ayuda a eliminar estos microorganismos, asegurando una higiene óptima.

Beneficios de lavar a 60 °C

- Eliminación de bacterias y gérmenes: Esta temperatura es eficaz para destruir microorganismos presentes en las fibras de las toallas.

- Prevención de malos olores: Al eliminar bacterias, se evita la aparición de olores desagradables.
Mantenimiento de la suavidad: Un lavado adecuado contribuye a que las toallas conserven su textura esponjosa.

Consejos adicionales para el lavado de toallas

- Separar las toallas del resto de la ropa: Lavar las toallas por separado evita la transferencia de bacterias a otras prendas y reduce la formación de pelusas.

- No sobrecargar la lavadora: Dejar espacio suficiente permite que el agua y el detergente circulen adecuadamente, garantizando una limpieza efectiva.

- Uso moderado de detergente y suavizante: El exceso de detergente puede dejar residuos en las fibras, mientras que el suavizante puede reducir la capacidad de absorción de las toallas. Se recomienda utilizar vinagre blanco como alternativa natural para mantener la suavidad.

- Secado adecuado: Es preferible secar las toallas al aire libre en un lugar bien ventilado. Si se utiliza secadora, optar por una temperatura baja para preservar la calidad de las fibras.
Consideraciones sobre el consumo energético

Aunque lavar a 60 °C consume más energía que hacerlo a temperaturas más bajas, la higiene y la salud deben ser prioritarias. Para equilibrar el consumo energético, se pueden adoptar otras prácticas, como utilizar programas de lavado eficientes y asegurarse de que la lavadora esté llena en cada ciclo.