Los turrones, los bombones, los mazapanes, los polvorones, la fruta escarchada, el roscón de Reyes... las opciones son infinitas y deliciosas. No obstante, todos estos alimentos comparten un punto en común: su alto contenido en azúcar. El consumo excesivo de estos dulces puede elevar los niveles de glucosa en sangre y favorecer su almacenamiento en forma de grasa, lo que aumenta el riesgo a desarrollar resistencia a la insulina, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Para evitar estos efectos indeseados, una investigación de la Asociación Americana de Diabetes ha develado una clave fundamental para controlar el impacto de estas comidas en la salud.
Los resultados del estudio han demostrado que consumir proteína antes de los dulces y modificar la composición macronutricional de los alimentos puede reducir eficazmente los niveles de glucosa en sangre. Además, señalan que el consumo excesivo de dulces, especialmente en horas nocturnas cuando la sensibilidad a la insulina es más baja, puede causar picos de insulina que favorecen al almacenamiento de grasa. A largo plazo, este comportamiento aumenta el riesgo de desarrollar obesidad y diabetes tipo 2. Ajustar las horas en las que se consume dulces es fundamental para prevenir los problemas de salud.
Debido a estos dos factores clave, la composición de las comidas y el momento de la ingesta, el consumo de dulces navideños puede tener un impacto diferente en la salud. Para reducir los niveles de glucosa en sangre, es importante ajustar la composición macronutricional de las comidas, incorporando proteínas de alta calidad, como carnes magras, pescado y legumbres. Este nutriente ayuda a ralentizar la absorción de carbohidratos, evitando así los picos de glucosa. Además, incluir grasas saludables, como aguacate, aceite de oliva y frutos secos, puede mejorar la sensibilidad a la insulina. También, consumir alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos enteros, contribuye a mantener los niveles de glucosa estables.
En cuanto al momento ideal para consumir dulces, se recomienda hacerlo después de una comida equilibrada a mediodía, ya que el cuerpo tiene mayor predisposición para procesar el azúcar. Por el contrario, el consumo de dulces por la noche no es tan recomendable, ya que el cuerpo tiene menor tolerancia al azúcar durante ese tiempo. En resumen, lo mejor es disfrutar de los dulces después del desayuno o el almuerzo, pero evitar su consumo durante o después de la cena.
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