Según los expertos, las semillas de lino contienen hasta un 20% de omega 3 en su composición, lo que las convierte en un aliado natural para regular los niveles de colesterol LDL, también conocido como "colesterol malo". Diversos estudios han demostrado que el consumo regular de omega 3 contribuye a disminuir los triglicéridos, reducir la inflamación y prevenir el endurecimiento de las arterias, factores determinantes en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Además de su aporte de ácidos grasos, las semillas de lino son ricas en fibra soluble, otro elemento clave para mantener a raya el colesterol. La fibra forma una especie de gel en el sistema digestivo que ayuda a captar y eliminar el exceso de colesterol antes de que sea absorbido por el organismo. Este doble efecto hace que el lino sea una opción recomendada tanto por nutricionistas como por cardiólogos.
Su facilidad de incorporación en la dieta diaria es otra de sus grandes ventajas. Las semillas de lino pueden añadirse a casi cualquier plato sin alterar su sabor. Son ideales en yogures, batidos, ensaladas, sopas o incluso como complemento en panes y galletas. Para aprovechar al máximo sus beneficios, los expertos recomiendan consumir las semillas molidas, ya que el organismo no puede descomponer su cáscara externa dura para absorber los nutrientes.
A partir de los 40 años, la importancia de cuidar el sistema cardiovascular se intensifica, y las semillas de lino se presentan como una alternativa saludable y accesible para complementar la alimentación. Además, son aptas para vegetarianos y veganos, que a menudo buscan fuentes no animales de omega 3.
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