Martínez, natural de Badajoz y que lleva tres años trabajando en Cap Vermell, era uno de los diez finalistas con su Croqueta de cocido madrileño. Cada concursante debía maridar su tapa con un vino Ribera del Duero y el chef recurrió a su compañero Guillaume Deymier, quien le aconsejó que acompañara su creación con un Lara O Blanco Crianza 2018, Territorio Luthier. «Quizás pueda sorprender un poco haber elegido un blanco para acompañar esta tapa de carne, pero es que se puede maridar perfectamente un pescado con un tinto ligero o un plato de carne y legumbre con un blanco con cuerpo y barrida como el de esta pequeña bodega, que elabora sus productos de una forma artesanal, en pequeñas cantidades», explicaba el somelier de Cap Vermell nada más aterrizar en Palma junto al cocinero.
Martínez describió la experiencia como «muy satisfactoria porque he podido conocer a compañeros que han realizado trabajos increíbles y el ambiente era muy bueno. Lástima que estuviera un poco tocado del estómago y no pudiera disfrutar todo como me hubiese gustado».
Como se explicitaba en las bases, cada participante debía utilizar tres productos reconocidos españoles y Martínez optó por los garbanzos de Fuentesaúco, azafrán y cerdo ibérico. Este premio incluía una experiencia enoturística de lujo para dos personas en la Ruta del Vino Ribera del Duero.
En el concurso también hubo otro representante de Balears, José Antonio Guerrero, del Lago Resort Menorca, ganador de la primera edición, pero que en esta ocasión no pudo revalidar su título, aunque su Sant Joan fue la segunda tapa más votada.
El vencedor fue El Humo de Almadraba de Juan María Díaz de Casa de Marinos Uribekosta (Vizcaya).
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