Hace un par de semanas, la revista Paris Match puso por las nubes a los restaurantes bouis-bouis que están por los cuatro puntos cardinales de la capital del país. Son sitios de inmigrantes de países como Irán, Pakistán, Afganistán, Algeria, Egipto, Turquía, Siria, Ucrania… por nombrar solo ocho. La revista comentaba una nueva guía que da referencias sobre 120 de estas casas de comidas. Lo que todas tienen en común es que se puede comer por menos de 15 euros. Pero para una ganga culinaria por menos de este precio los palmesanos no tenemos porque ir a París: tenemos un montón de restaurantes con menús del día por menos de 15 euros, algunos elaborados por mallorquines, gallegos, andaluces, tailandeses, chinos, hindúes, colombianos, mexicanos… por nombrar solo ocho.
La semana pasada fui a un nuevo tailandés llamado Palma Thai Kitchen, en calle Blanquerna, 19 donde sirven un menú de 14,50 euros (que no es menú del día) con un entrante de rollos de primavera de verduras, un curry de pollo y verduras y una caña. Los propietarios son una pareja sueca y la cocina está en manos de un tailandés y una tailandesa. El curry estaba muy ligero, en parte porque el pollo estaba cocido aparte y añadido al último momento, por lo que tenía una textura entera y nada pasado. Las verduras estaban cocidas durante poquísimo tiempo dentro de la salsa y estaban muy al dente. Una generosa ración de arroz estaba hecho al mejor estilo asiático: bien cocido pero con cada grano suelto, sobre todo cuando estaba humedecido con la salsa. Aunque el curry tailandés tiene sus orígenes en la cocina hindú y budista, los cocineros tailandeses han sabido darle un interesante toque ligero.
También comí unos platos a la carta, incluyendo un saté de pollo (5,50 euros), unos fideos con carne de cerdo y verduras (10,50 euros), y rollos de primavera con pollo (5,50 euros). El saté, una brocheta tradicional de la cocina de los países de Asia del sureste, estaba deliciosamente condimentado con las especias cálidas de la zona y servido con la clásica salsa de cacahuetes tostados y triturados. Un plato memorable a buen precio.
La carta de 52 platos, incluyendo varios para vegetarianos y niños, dice que algunos están hechos con fideos de huevo, pero no lo son. Son fideos tipo espaguetis, que es mejor para el gusto europeo: los fideos asiáticos de huevo suelen estar muy blanduchos. Las verduras de los fideos, al estar más tiempo en el wok a temperaturas altas, estaban mejor cocidas que las del curry. Pero las tiritas de carne de cerdo hubieran sido más tiernas pasadas por harina de maíz, como hacen en los restaurantes chinos. Tantos los rollos de primavera del menú como los de a la carta, fueron de los mejores que jamás he comido, incluyendo los de restaurantes de Londres. Como se puede ver en las fotos, son cilíndricos y bastante delgados.
Lo que no se puede apreciar es el increíble punto de crujiente de los wraps, que seguramente son de supermercado, algo que no importa: es lo que el cocinero hace con ellos lo que cuenta. Los rellenos estaban recién hechos, las verduras sabrosas, y el pollo sin el tufo de carne recalentada, como ocurre a veces con los rollos de otros restaurantes. La fritura era impecable: la alta temperatura correcta y el aceite bien limpio dieron una superficie sin lustre alguno. Ambos rollos valieron un 10 instantáneo. Unos ingleses en una mesa cercana hicieron el ridículo comiendo con palillos, aunque con cierta destreza. En la mesa, los tailandeses emplean un tenedor y una cuchara. Nosotros deberíamos hacer lo mismo cuando comemos platos tailandeses.
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