Comida rápida y de calidad

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El concepto de fast food tenía tan mala prensa que el termino llegó a ser un sinónimo de comida basura. Pero la verdadera comida rápida no tiene nada que ver con comida basura y a veces es muy recomendada por los nutricionistas y, además, por los cocineros con estrellas Michelin. Sin salir de la Isla, un fast food es un cocarroi, una empanada de cordero, una coca de trempó, o una bandeja de botifarrons con unas rebanadas de pa amb oli, porque se puede tenerlos en la mesa en un santiamén. ‘Fast’ sí que lo son, pero de basura no tienen absolutamente nada.

En la liga de los grandes cocineros franceses, un plato de primera necesidad es una fuente de chuletas de cordero sin más guarnición que unas patatas paja y una ensalada de canónigos, antigua planta verde que perdió su popularidad por toda Europa menos en Francia, donde los cocineros de la nouvelle cuisine la pusieron de moda en todo el mundo en la década de los 90. En aquellos días en que los cocineros franceses como Paul Bocuse y los hermanos Troisgros estaban poniendo las piedras fundamentales de la nouvelle cuisine, se reunieron para comer, hablar y explicar lo de la nueva revolución gastronómica que estaban preparando: la de aligerar la cocina francesa, empleando menos mantequilla y nata en la recetas tradicionales.

Lo curioso de esas comidas de trabajo de los mejores cocineros del mundo, es que el plato principal siempre era unas chuletas de cordero con, como mucho, unas patatas paja y un poco de ensalada de canónigos. Ni siquiera sirvieron una salsita ligera de la futura nouvelle cuisine con las chuletas de cordero, por la sencilla razón de que una carne tan excepcional nunca necesita ningún tipo de salsa. ¿Quién lo sabe mejor que los mejores cocineros del mundo?

En las últimas semanas de 2022 estaba pensando en las comidas de las chuletas de cordero de Bocuse y los Troisgros porque en casa de mi sobrina hemos establecido que nuestro plato rápido por excelencia, el plato que hacemos cuando hay ganas de comer algo excepcional pero sin enredarnos en la cocina, es precisamente unas chuletas gruesas de cordero escocés, hechas en una plancha muy caliente, para que se queden achicharradas por afuera y color de rosa por dentro. Algo perecidas a las chuletas de la revolución de hace 50 años que iniciaron Bocuse, los Troisgros y los otros verdaderos genios de la cocina nueva y más rápida.