Falta de sabor, poca jugosidad, retrogusto a aceite no agradable son algunos de los defectos que han detectado los expertos, pero además otro factor que lastra las valoraciones son el exceso de aditivos y la sustitución de parte de la miel o el azúcar por jarabe de glucosa, un edulcorante más barato y de inferior calidad.
El precio medio de estas torrijas es de 1,63 euros los 100 gramos (el peso de una torrija pequeña), tres veces más que una torrija casera -si sumamos el pan especial, la leche, el huevo, azúcar, canela y cítricos frita en aceite de girasol además del coste en electricidad para su preparación-, pero la mitad que una torrija de pastelería.
La torrija perfecta, según los expertos, es la que tiene un grosor de al menos dos centímetros, una textura jugosa y un equilibrio entre el sabor dulce y los aromas a canela y cítricos. Para comprobar el aporte nutricional de las torrijas, los consumidores pueden consultar la aplicación gratuita OCU Market, que analiza el nivel de grasas saturadas, azúcares y sal, además de los aditivos presentes.
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