El restaurante está ubicado en Sant Elm. | Tomàs Vibot

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La Guía Repsol propone sus 300 nuevos soletes «para perderse» en pequeñas poblaciones de cuya gastronomía se puede disfrutar esta Semana Santa recorriendo España a través de asadores, arroces, barras con los mejores vinos locales o dulces típicos. Se trata de lugares escogidos por «su entorno natural y su trato cercano» en pueblos que «usualmente pasan desapercibidos para el viajero», pero que también ofrecen en los más turísticos aquellos que son «frecuentados por los vecinos», informa este miércoles la Guía Repsol en una nota. Sus inspectores han recorrido el país para seleccionar 300 soletes, distinción otorgada a la buena relación calidad-precio, entre los que se ha colado un establecimiento de Mallorca.

Para María Ritter, directora de la Guía Repsol, se trata de una selección que ofrece al viajero «un bar auténtico o una casa de comidas de toda la vida con un ticket asequible y productos locales, que te sitúan en el territorio y te hablan de sus raíces y su cultura». En la Isla destacan el producto marino y las vistas de Cala Conills, un restaurante de Andratx que cuenta con 435 reseñas en Google y una nota media de 4,4.

La lista también incluye los arroces y la cocina marinera de Casa Pepe en San José (Almería), la fideuá tostada de oreja de Casablanca en Torreperogil (Jaén) o el gazpachuelo de Casa Pepa en Carratraca (Málaga) son algunas de sus recomendaciones en Andalucía, mientras que en Aragón proponen probar los churros de Churrería Arasán (Benasque, Huesca) o las migas de Casa Antonio (Zuera, Zaragoza). En El Dedo de Dios (Agaete, Las Palmas) es famoso su pulpo frito, mientras que los pasteles de El Aderno (Buenavista del Norte, Santa Cruz de Tenerife) pueden ser el perfecto final dulce para una visita a la isla. La Taberna Solana, en Ampuero (Cantabria), es la oportunidad de disfrutar de la cocina más informal de Nacho Solana, con dos soles Repsol en Solana; la sopa del pastor, una de las especialidades de Mesón Nelia (Villalba de la Sierra, Cuenca); los productos ibéricos son el mayor atractivo de El Soportal (La Alberca, Salamanca) y el lechazo brilla en Mesón Molinero (Traspinedo, Valladolid).

Los soletes recaen en La Subhasta (L'Ametlla de Mar, Tarragona) por sus pescados, en Los Santalanes (Guadarrama, Madrid) por sus carnes asadas, en Mesón Las Torres (Ujué, La Rioja) por sus migas al pastor, y en Tapería Miguel (Quart de les Valls, Alicante) por sus bocadillos. La sidrería Araia en Asparrena (Álava), con su típico menú con la tortilla de bacalao y la chuleta como estrellas, los txipis en su tinta de Etxoste (Atxondo, Vizcaya) o las tejas de la pastelería Eceiza en Tolosa (Guipúzcoa) son algunas de las propuestas en el País Vasco.

En El bobo de Coria (Coria, Cáceres) se defiende la cocina extremeña, como hace con la coruñesa A Taberna do Bico (Camariñas), que además vende conservas y vinos en el mismo espacio y la excelencia pastelera el de La Clavelina (Arnedo, La Rioja). Casa Miño (Somiedo, Asturias) tiene un solete por sus cebollas rellenas y sus potes y El Bar del Juanjo (Mula, Murcia) por sus tapas. La Guía Repsol cuenta ya con más de 3.000 establecimientos con soletes repartidos por toda la geografía española, una distinción que busca distinguir locales para todos los públicos y para disfrutar desde el desayuno al aperitivo, la comida o la cena, sin olvidar el momento dulce o helado.