Su primera receta codificada es de composición mucho más generosa en el uso de condimentos. | Antoni Contreras
Las cocas dulces tradicionales consumidas específicamente en las festividades de Sant Antoni incluyen necesariamente sobrasada y a veces otras piezas derivadas de la matanza porcina entre sus adornos. Este tipo de recurso se repite e incluso sobredimensiona en las ensaimadas de las fechas precuaresmales del Carnaval o Darrers dies. Son días en que nuestro embutido más emblemático deja de ser un mero companatge nutritivo para convertirse en parte identificativa de los dulces característicos de esos períodos festivos. Esa feliz adaptabilidad de la sobrasada actual, acaso no debía tenerla el primer embutido que llevó ese nombre. Lo hace pensar la ausencia de receta o indicación alguna en la cual fuera incluida como parte o complemento de una presentación dulce, a pesar que las combinaciones entre dulce y salado estaban entonces mucho más de moda que ahora. También cabe atribuirlo a que su primera receta codificada que conocemos, datada a fines del siglo XVI, es de composición mucho más generosa en el uso de especies y condimentos. El resultado es un embutido de un sabor más próximo a la actual varia negre. Así lo mostró una prueba de su reproducción realizada por el maestro charcutero Xesc Reina.
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