«Se celebró en el estudio parisiense de pintura la fiesta que Philip había organizado en honor a Lawson. Excepcionalmente Hayward aceptó ir a comer con ellos y Miss Chalice se ofreció para encargarse de la cena. Poco amiga de su sexo, declinó la propuesta de invitar a otras mujeres. Clutton, Flanagan y otros dos aficionados al arte completaban la reunión. El moblaje era escaso, así que el pequeño tablado para los modelos fue utilizado como mesa. Los invitados podían sentarse sobre baúles y maletas o si lo preferían, en el suelo. El festín consistía en un pot-au-feu cocinado por Miss Chalice, en una pierna de carnero comprada en la salchichería, caliente y muy sabrosa, que iba acompañada con patatas y zanahorias fritas. Luego, unas peras al coñac que tuvieron mucho éxito, para terminar con un enorme queso de Brie. Cronshaw, que tenía frío a pesar de una estufa, miró satisfecho las dos botellas de Chianti y una de whisky. Luego llegó el café».
Somerset Maugham, la servidumbre humana y unas peras al coñac
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