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Para envejecer de una forma saludable es posible que tengamos que cambiar nuestros hábitos y hacerlo varias veces a lo largo de la vida, adaptando la cantidad de actividad física que hacemos o lo que comemos a nuestras necesidades en cada momento. Según el informe de AECOC Shopperview ‘El despertar de la conciencia saludable en el consumidor’, el 65% de los habitantes de España considera que sigue una dieta saludable.

La alimentación es un tema importante a lo largo de toda la vida. Le damos una gran importancia en la etapa de la infancia, buscando la mejor manera de que los pequeños de la casa tengan todo lo que necesitan para un buen crecimiento y desarrollo, pero esto es algo que no conviene olvidar en la edad adulta, porque también es necesario cuidar nuestra alimentación, buscar que sea saludable, equilibrada y variada, pero también que nos ayude a conseguir nuestros objetivos, ya sean estar más sanos, más fuertes o tener más energía.

¿Qué son los alimentos constructores?

Los alimentos constructores son aquellos ricos en proteínas animales o vegetales, y reciben este nombre porque tienen la función de aportar la materia prima con la que el cuerpo construye su estructura, crece y se recupera del desgaste. El objetivo de estos alimentos es aportar los aminoácidos que se utilizan para construir nuevos tejidos en el organismo, que favorecen el crecimiento de la masa muscular o la cicatrización de heridas.

El consumo de estos alimentos es indispensable durante la infancia y adolescencia, que son etapas de formación, pero también en la vida adulta, clave para evitar la pérdida muscular asociada con la edad. Los alimentos constructores son ricos en proteínas, pero eso no quiere decir que solo contengan proteínas, también pueden tener vitaminas y minerales, y aportar carbohidratos y grasas. Por supuesto, es importante que estos alimentos formen parte de una dieta equilibrada y variada.

El consumo de proteínas de calidad y en la cantidad adecuada, puede ayudarnos a mejorar nuestra salud. Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), la ingesta de proteínas que se recomienda para un adulto es de 15% del total de calorías diarias o de 0,8 gramos por cada kilogramo de peso.

Beneficios y la mejor manera de incorporarlos

La ingesta de alimentos constructores es importante, porque el organismo no es capaz de retener las proteínas durante largos periodos de tiempo, por lo que hay que ingerirlas de forma diaria. Estas proteínas son fundamentales para la reparación y construcción de tejidos (no solo músculos, también cabellos y uñas, por ejemplo), pero también para la creación de glóbulos blancos, que son los que defienden al organismo frente a enfermedades. Estimulan el crecimiento de la masa muscular y también contribuyen en la elaboración de enzimas.

Como señalábamos antes, hay alimentos constructores de origen animal, pero también de origen vegetal, y todos ellos conviene incluirlos en nuestra alimentación equilibrada. De origen animal encontramos los huevos, la carne, el pescado y los lácteos; entre los de origen vegetal se destacan las legumbres, como las lentejas, los garbanzos o las alubias, los cereales, como el maíz, la avena y el arroz integral, y también los frutos secos, como las almendras, las nueces o las avellanas.

Una buena forma de saber qué cantidad de nuestro plato tiene que estar formada por proteína puede ser seguir las pautas del plato Harvard, que divide cada ración en varias partes equilibradas: 50% verduras y frutas, 25% proteínas y 25% hidratos de carbono.