Un ternasco al horno, que es como se llama a un cordero pequeño y tierno. | UH
Anoche salimos a cenar a un restaurante de la plaza Mayor, donde nos dejamos tentar por unos bulliciosos mesoneros disfrazados de contrabandistas de ópera, que nos atendieron en una sala de piedra con techos abovedados. Todo el mundo fumaba y no había una sola ventana abierta. Nos atosigamos de manjares mortales: calamares fritos y setas al ajillo, cordero asado en una fuente de barro, dorado, crujiente, chorreando grasa, fragante a hiernas tradicionales y una jarra de sangría, ese deleite de vino con fruta que se bebe como agua, pero después cuando uno intenta ponerse de pie, golpea como mazazo en la nuca…» Este texto pertenece a la novela Paula, un relato autobiográfico de Isabel Allende. Esta escritora chilena nos lleva a una historia familiar conmovedora, de tintes inevitablemente dramáticos, y que sin embargo ofrece retazos narrativos que muestran un amor por la vida del día a día, donde todo termina y vuelve a empezar.
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