El guisado contaba con carne de cordero y diversas verduras de temporada.

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Cada día del verano estábamos al aire libre. Magníficos y cálidos veranos, no como los que tenemos ahora... La anciana tenía una pequeña casa de campo, pero sin cocina. Había dispuesto un trípode bajo un cobertizo de paja en el patio y tenía una gran olla de hierro suspendida de cadenas y preparaba todas las comidas en ella. Primero colocaba un pedazo de carne de cordero y alrededor zanahorias, patatas y cebollas, después envolvía el budín en un paño enharinado y lo metía para que cociera al mismo tiempo. Solía preguntarme como podía ser que el budín supiera a mermelada y fruta y no a carne, pero claro, era obra de la harina que había en el paño. Nos daba grandes platos de sopa, nos hacía sentar en los peldaños y nos comíamos la carne y la verdura; luego pelaba el paño del budin y salía con mucha corteza y muy cremoso; nos servía los trozos en los mismos platos de carne...pero nosotras los habíamos lamido hasta dejarlos limpios…».

El texto pertenece a la novela The Diary of a Good Neighbour de Doris Lessing, una famosa escritora nacida en Persia en 1919, hija de padres ingleses. Tras realizar estudios en Zimbawe, vivió varios años en Sudáfrica, y en 1949 se radicó en Londres. Su obra se centra fundamentalmente en el examen de la problemática sociopolítica africana, en la crítica de la vida tradicional británica y en la reflexión sobre la subjectividad femenina. En 1983 visitó España por primera vez ya que se había negado a visitar este país mientras gobernase Franco.

Vemos ahora la receta aunque utilizando una olla a presión en lugar de la que se lee en el texto: Cubrimos con aceite de oliva el fondo de una olla a presión y freímos en ella dos dientes de ajo pelados. Luego salamos y enharinamos un kilo y medio de pierna de cordero troceada, que salamos y enharinamos y lo agregamos a la olla hasta dorarlo bien. Pelamos tres zanahorias y dos cebollas medianas y las troceamos, para añadirlas a los demás ingredientes. Lo regamos con un vaso de vino blanco y otro de agua con una pastilla de caldo bien disuelta. Sólo nos queda sazonarlo con sal, orégano y tomillo para que el conjunto sepa a campo. Lo serviremos bien caliente.