Vista de la entrada de torre d'en Pau. | M.A. BORRÀS

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El fuerte de Torre d'en Pau se encuentra en la calle Josep Mascaró i Passarius de la localidad del Coll den Rabassa, uno de los barrios con alma de pueblo e idiosincrasia propias de la periferia de Palma. Su estado de conservación actual es relativamente bueno pero ha vivido momentos oscuros, como cuando se acumulaban en sus rincones toda clase de suciedad e incluso jeringuillas usadas. Actualmente alberga una zona ajardinada y algunos juegos infantiles bastante populares, pero en el pasado tuvo cañones. Cañones y mucha pólvora. Hoy conocemos la historia de la torre d'en Pau, el fortín defensivo y centro artillero concebido para defender la costa de Palma.

La Torre d'en Pau está declarada en el registro de Bienes de Interés Cultural del patrimonio español y tradicionalmente ha constituido una suerte de tira y afloja en cuanto a las obligaciones respectivas entre el Ajuntament de Palma y el Ministerio de Defensa. No en vano esta fortificación histórica de la bahía de Palma ha ejercido de testigo mudo del pasado militar propio desde el siglo XIV. En aquel entonces existía una primitiva construcción que formaba parte de la red de torres de vigilancia. Junto a sus hermanas la original torre de Sant Albert daría la voz de alarma ante cualquier incursión enemiga en las costas mallorquinas.

La historia de esa primitiva atalaya puede trazarse hasta el siglo XVI, pues fue sustituida en 1667 por otra nueva por su preocupante mal estado, según constaba en la lápida sobre su entrada. Dicha lápida fue recogida del mar por don Rafael Isasi, quien hizo depósito de la misma en la Societat Arqueològica Lul·liana en 1902, según el investigador R. Valdivieso, y su ubicación exacta no concuerda plenamente con la de la Torre d'en Pau que ha llegado a nuestros días.

Una cuestión prominente manda por encima de otras: ¿Quién era el tal Pau, que dio nombre al lugar que hoy conocemos? Antes de saberlo glosaremos a su predecesor, Miquel Roig. Se cree que no solo fue su constructor, sino que tuvo a su cargo el mantenimiento y la guarda de la torre, una concesión que renovó en 1699 a favor de su descendiente, Pau Roig. Ese Pau, l'amo de la torre en el siglo XVII, es probablemente el personaje histórico con cuyo nombre popular se bautizó al enclave estratégico.

Tal vez no muchos palmesanos conozcan que, tras su remodelación, este baluarte defensivo rodeado de foso contaba con un puente levadizo, así como con dos baterías a sus pies para cinco cañones de ocho libras cada una. Unidos a los dos que podían encaramarse a lo alto de la torre, constituían un importante emplazamiento artillero de camino a la capital balear, según los expertos en nuestra historia bélica.

En los archivos históricos consta la aprobación de un anteproyecto de obras con fecha de 14 de febrero de 1888, que comportó la expropiación de terrenos aledaños para ampliar el perímetro, asemejándolo de forma definitiva al aspecto que tiene hoy en día. El primer proyecto comprendía un fuerte pentagonal dotado de foso, y preveía hasta ocho emplazamientos para cañones en los flancos del mar.

PALMA. DEFENSA. EXPOSICION " SIETE SIGLOS DE ARTILLERIA EN MALLORCA "
Pieza de artillería. Foto: G.Alomar.

Por algún motivo el plan inicial se truncó, y si bien se conservaron intactos los dos flancos de la vertiente marítima, el fortín pasó a ser rectangular, modificando además la estructura del muro perimetral de la parte de tierra. Para el año 1898 la obra se habría terminado y las piezas de artillería cumplían su cometido defensivo desde sus posiciones. Pero la importancia de torre d'en Pau no estaba toda a la vista.

Bajo tierra se fraguó una destacada infraestructura, con una red de pasadizos y almacenes para guardar pólvora, proyectiles y suministros, todos ellos recursos vitales en tiempos de guerra. Así pues Torre d'en Pau protegía la bahía palmesana en un momento histórico en el que otras potencias europeas planeaban extender su poderío en esta parte del Mediterráneo.

En cierto modo, Torre d'en Pau formó parte del llamado plan 33, una estrategia de defensa de Mallorca que redactó en 1933 un tal Francisco Franco, siendo este comandante general de Baleares. Este plan, referenciado entre otros por el investigador Juan Bernardo Albertí Dumas, recomendaba una «organización defensiva fija en el litoral», y marcaba otros puntos de interés –Illetes, Cap Enderrocat o el castillo de Sant Carles–.

Precisamente si los milicianos republicanos de Bayo eligieron la zona de Porto Cristo, en el Llevant de Mallorca, para su desembarco al principio de la Guerra Civil fue por estar desprovista de estas poderosas defensas artilleras. Como sabemos, el desarrollo y el auge del sistema defensivo costero no murió con la gran contienda fraticida; al contrario, tomó relevancia en las décadas siguientes y fortaleció su dominio con la construcción de numerosos nidos de ametralladoras en todo el litoral.