Los pensamientos son capaces de condicionar el día y la vida de una persona. No es lo mismo despertarse pensando que el día nos deparará cosas positivas que, por el contrario, va a estar lleno de problemas.
La coach personal y de salud, Marga Almarcha, explica «a muchas personas, desde que se levantan y apoyan el pie en el suelo, les retumban en su mente pensamientos negativos, desalentadores y les aleja de poder empezar el día con una actitud positiva». En este sentido, precisa que muchos estudios han demostrado que durante el día unos 60.000 pensamientos pasan por nuestra mente, «muchos de ellos son negativos, repetitivos o vienen marcados por experiencias pasadas poco agradables».
«Con esta cifra de pensamientos puede dar la sensación de que estamos a merced de ellos, ya que pueden estar generando en nosotros un diálogo interno negativo, provocando pesimismo y estrés, lo que nos puede marcar nuestra actitud y cómo vamos a responder ante las cosas que nos ocurran en el día a día».
Llegados a este punto, la coach precisa que, «ya sea por estos pensamientos o por los que nosotros mismos creamos a partir de las cosas que nos pasan, tenemos que ser conscientes de que está en nuestra mano cambiarlos porque lográndolo conseguiremos aumentar el bienestar interno lo que se traducirá en grandes beneficios tanto para la persona en cuestión como para tu entorno».
No obstante, puntualiza que «no se trata de anular, evitar o rechazar lo que nos decimos o sentimos, se trata de ser consciente de lo que nos decimos y a partir de ahí elegir qué queremos hacer con ello; esta decisión nos pone en una situación más proactiva, nos sitúa en la posibilidad de poder generar un cambio respecto a la circunstancia tal como la estamos viviendo».
¿Cómo cambiar el pensamiento?
Almarcha señala que todo hábito requiere práctica y, cuando hablamos de cambiar nuestro pensamiento y diálogo interno no estamos exentos de ello. La buena noticia es que nuestro cerebro es flexible y con una gran plasticidad neuronal, lo que nos ayudará a integrar nuevas formas de hacer las cosas fácilmente.
Para empezar a cambiar nuestro pensamiento y por ende como nos sentimos con eso que nos estamos diciendo, es primordial cambiar nuestro lenguaje. No se trata sólo de cambiar las palabras que utilizamos, sino también la forma en la qué nos decimos las cosas que engloba el tono, el contenido, la intención…
Cuando detectes que estás utilizando un tono poco amable cuando te hablas o cuando hablas a los demás, es recomendable pensar cómo lo podrías hacer diferente. «A veces es necesario escribirlo para darse cuenta de cómo hablamos, si éste es tu caso, quizá es el momento de pasar a la acción. Muchas veces para integrar algo nuevo no sólo basta con escucharlo, sino que es necesario hacer un trabajo más concienzudo.
La coach insta a evitar las frases que empiecen por 'no' porque «muchas veces nos ponen ante creencias limitantes que nos alejan de nuestras verdaderas capacidades. Un 'No soy capaz' en un momento en el que estás iniciando un proyecto te hará dudar de ti, en tu mano está querer cambiarlo por otro positivo que te ayude a avanzar».
Otra de las medidas es alejar de tu mente juicios, suposiciones, críticas, generalizaciones…que solo llevan a interpretar la realidad desde un enfoque dirigido a la reacción.
Almarcha anima a hacer de portero de tus pensamientos. «Filtra lo que pasa por tu mente ya que no todo lo que pasa por ella se sustenta en hechos que puedas comprobar. Si confundes un hecho observable con una interpretación, estarás generando en ti posiblemente pensamientos basados en juicios lo que te podrán generar emociones incómodas».
También es muy eficaz empezar el día con una frase de gratitud. «Con un simple 'gracias' puedes cambiar tu predisposición para empezar el día; a veces una cosa tan sencilla nos puede generar un gran cambio si lo hacemos diariamente».
Así como evitar mensajes externos basados en la queja, en la crítica. «Es importante estar rodeado de gente con un discurso positivo, realista y con una visión basada en opciones y no en obstáculos y dificultades. Las actitudes se contagian por lo que quizá te resulte más útil rodearte de personas con este perfil».
Por último, anima a «sonreír recordando las cosas buenas que te han pasado o aquella anécdota o chiste que te contaron y te hizo tanta gracia. Conectar con momentos que nos han generado emociones placenteras nos produce bienestar».
La coach concluye que se deben poner en práctica estas acciones, al alcance de todos, para poder tener unos pensamientos más positivos y alejar los negativos. «Teniendo en cuenta que donde ponemos el foco, ponemos nuestra energía (sea positiva o negativa) quizá sea el momento de parar y observar qué parte estamos iluminando y cuál estamos dejando oscuras, no vaya a ser que estemos dejando encendida la luz de la habitación en la que no estamos. Y no hay mejor forma de iluminar que sonreír. Una bonita sonrisa desde que nos levantamos puede cambiar nuestro día. No seamos marionetas a merced de la famosa 'Ley de Murphy' y dejemos de justificar en ella las cosas que nos pasan, pasemos a ser creadores de nuestra vida a partir de un pensamiento positivo y un diálogo interno amable y sano que nos ayude a rebajar nuestros niveles de estrés y que nos de la oportunidad de vivir con mayor tranquilidad mental».
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