Desde hace años, Balears cuenta con un significativo porcentaje de profesionales de empresas que trabajan en la protección de la salud pública.
La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha generado una mayor preocupación colectiva sobre nuestra salud pública. Generalmente asociamos 'salud pública' con las actuaciones impulsadas desde la administración -sea internacional, estatal o regional- pero nos olvidamos del papel que potencialmente pueden jugar, en este campo, determinadas empresas privadas.
Desde hace años, Balears cuenta con un significativo porcentaje de profesionales de empresas que trabajan en la protección de la salud pública de los usuarios de instalaciones turísticas (hoteles y equipamientos asociados) e instalaciones públicas (escuelas, piscinas, comedores colectivos, restaurantes, etc) tanto por lo que respecta al control de alimentos como a la gestión y uso del agua, desinfección del aire, piscinas, superficies, cocinas, etc. Obviamente, las autoridades sanitarias son las encargadas de determinar cuáles son los parámetros y requisitos a cumplir.
Las empresas del Clúster de la Industria Química de les Illes Balears (CliQIB) llevan mucho tiempo, por supuesto desde antes de la llegada de la pandemia del coronavirus, tratando de mejorar los protocolos higiénico-sanitarios derivados de la actividad de las cadenas hoteleras, touroperadores, restaurantes, piscinas, pozos y depuradoras. Para realizar esta actividad de control, algunas empresas químicas han incorporado laboratorios de análisis con instrumentación especializada mientras que otras actúan como consultoras de salud pública, desarrollando igualmente un papel muy importante tanto en la prevención, control y asesoramiento de posibles brotes epidemiológicos, gestión y mejora de prácticas de higiene dentro de los establecimientos, como de los conocimientos que al respecto han tener los trabajadores de la industria turística.
Se trata de empresas que captan tendencia e innovación, son exportadoras de conocimiento, interactúan con comunidades de científicos y además generan networking. Están mundialmente reconocidas por su prestigio científico y su trabajo centrado en garantizar la salud de los visitantes y los trabajadores de las instalaciones turísticas.
Joan Miquel Matas, director del CliQIB, explica que las empresas del clúster que ponen en el mercado este tipo de conocimiento han sido capaces de llegar a más de 30 países de todo el mundo e internacionalizar este conocimiento. Matas considera que «la mayoría de la gente apenas sabe que existen estas empresas; creen simplemente que las autoridades sanitarias exigen unos controles determinados y que los hoteles ya pasan por tales inspecciones. Pero desconocen el trabajo que hay detrás y que las personas que se dedican a ello en Balears son tan buenas en lo que hacen como para poder jugar en una liga internacional tratando de vender servicios, en lugar de productos. Algunas de estas empresas se han ganado ya un prestigio internacional actuando de consejeros de los más importantes turoperadores y cadenas hoteleras del mundo».
El director de clúster recuerda que la administración juega un papel normativo definiendo unos «mínimos» de obligado cumplimiento y exigiendo unos controles, dentro del sector turístico, que luego permiten hacer un seguimiento. A partir de aquí, a través de las empresas del clúster, se trata de ser «cada vez más rápidos» para atajar los problemas de contaminación de patógenos que puedan presentarse, con la máxima celeridad que ello sea posible: controles en línea, kits de detección rápida y análisis de otros parámetros (además de los que exige la normativa) para tener así una visión más completa. «No basta con mejorar las infraestructuras turísticas, hay que garantizar su seguridad y vigilar incluso por encima de lo que pide la normativa», apunta Matas.
Independientemente del coronavirus, algunos patógenos siguen estando ahí cada año, en los alimentos, en las tuberías y en las piscinas. Los propios turistas pueden llevar patógenos. Lo hemos aprendido con la COVID-19: los patógenos no se van, ni desaparecen. Se trata pues de hacerlos menos peligrosos. Y aquí es cuando cobra importancia la tarea de las empresas del CliQIB. La reapertura de la actividad turística, después de tantos meses de parálisis, ha servido a estas empresas químicas para reivindicarse y poner en valor su trabajo, hasta ahora muy poco conocido. Aquí tenemos cuatro ejemplos representativos:
Biolínea Internacional, ciencia para el mundo
Biolínea Internacional es una consultoría con laboratorio propio que trabaja en tres líneas básicas de actuación: un laboratorio de sanidad ambiental que realiza análisis de aguas potables, piscina, legionella, aguas residuales, agua de mar y alimentos en general, incluidos los de restauración; una formación higiénico-sanitaria del personal mediante cursos de manipulación de alimentos, gestión de agua, piscinas, prevención de legionella, salvamento y socorrismo, salud y seguridad en el trabajo, prevención de riesgos laborales, siempre en relación con la salud y la seguridad; y una consultoría, principalmente en el ámbito de la salud pública pero también en medio ambiente y sostenibilidad.
La empresa se fundó en 1998 y actualmente, sus clientes provienen en un 80% del sector turístico: cadenas hoteleras, compañías de cruceros y touroperadores, los más importantes del mundo en cada uno de estos tres ámbitos.
El 60% de la facturación procede de clientes estatales y el resto internacionales, con implantación en Baleares, península y Canarias, Caribe (México, República Dominicana y Jamaica) Grecia, Turquía y Emiratos Árabes.
Sebastià Crespí es el fundador y propietario de la empresa, admite que la pandemia ha golpeado duro el sector pero advierte que ésta puede tener, paradójicamente, algunas repercusiones positivas: occidente debería haber aprendido que tenemos que prepararnos ante la probable llegada de nuevos agentes infecciosos, especialmente los de origen animal que pueden trasladarse a las personas. Es lo que han hecho ya algunos países orientales, mucho más preparados que nosotros puesto que ya habían tenido otros avisos de pandemia. Crespí cree que en adelante el control de la calidad del aire será fundamental, incluso con repercusiones en la arquitectura y el urbanismo. Sobre las «lecciones» que nos ha enseñado la pandemia, Crespí espera que a partir de ahora invirtamos más en ciencia y en I+D. «No puede ser que en Balears y en España estemos a la cola de Europa y creamos que siempre son los otros los que tienen que inventar. Sin ciencia y sin innovación siempre dependeremos de los demás», advierte al respecto.
Los retos de Biolínea Internacional de cara al futuro, según explica su fundador, pasan por «consolidar nuestros puntos fuertes, esto es, la promoción de la ciencia consolidada y de alto nivel. Si hacemos análisis de legionella tenemos que hacerlo con los mejores equipos del mundo, aportando el conocimiento que otros laboratorios no aporten. No nos conformamos con dar un resultado, sino que queremos saber, por ejemplo, la especie y serogrupo de legionella que coloniza o si es una cepa virulenta». Desde Biolínea Internacional advierten que los brotes de legionella siempre pueden volver a producirse, especialmente después de un “parón” de las instalaciones turísticas. El aumento de temperatura y el cambio climático también podrían influir y contribuir, según apuntan diversos estudios, a un aumento de la legionella y otros patógenos infecciosos.
Respecto el papel de Biolínea Internacional en el ámbito de la salud pública, Crespí defiende que «hacemos tanto o más de lo que pueda hacer un servicio similar promovido desde la administración en la prevención de infecciones en hoteles, cruceros, hospitales… Simplemente hay buenos procedimientos de salud pública y otros que no lo son tanto, independientemente de donde procedan. Por supuesto nosotros colaboramos con las autoridades sanitarias, seguimos sus recomendaciones, pero también ayudamos a crear conocimiento».
Cidesal, equipamientos de alto nivel
Cidesal se formó originariamente como un laboratorio para análisis alimentarios, hace 30 años, evolucionando después con una estructura empresarial mucho más compleja: consultoría, formación y dos laboratorios (uno de análisis microbiológicos y otro de análisis físico-químicos).
Actualmente la empresa trabaja para el sector turístico, restauración, hostelería, ayuntamientos, industrias alimentarias, aeropuertos, gestores de abastecimiento de aguas etc. Lo que une todos estos sectores es el control sanitario tanto de alimentos como de aguas, sea para el consumo humano como el de uso recreativo, piscinas, playas y aguas residuales. Los análisis cuentan con el soporte de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) y la consiguiente garantía de competencia técnica que ello implica de cara a sus clientes.
Alberto Cebrián es el responsable del departamento de formación y resalta el papel de la empresa en la reapertura del sector turístico. «Ahora mismo estamos garantizando a muchos hoteles poder realizar las reaperturas con seguridad y ayudamos con los procedimientos de limpieza previos y necesarios para que todo vuelva a funcionar de forma correcta, desde las cocinas y servicios de alimentación al control de calidad de aguas potables, piscinas, spas y agua sanitaria que llega a las habitaciones». Cidesal dispone de una plantilla fija todo el año, con la cual en invierno planifica las inversiones y actuaciones a realizar durante el verano, así como los cursos de formación y consultoría.
Pero la empresa no solo planifica, sino que también innova con nuevas técnicas de análisis. Cristian Carrasco es el responsable de los ensayos físico-químicos del laboratorio y resalta la necesidad de contar siempre con una infraestructura actualizada para poder realizar su cometido con garantía. Entre el material más moderno destaca la reciente adquisición de un equipo cromatógrafo de gases que permite detectar compuestos orgánicos volátiles, plaguicidas en alimentos y aguas, hidrocarburos y todo tipo de compuestos orgánicos. Este y otros equipamientos evitan tener que analizar las muestra fuera de Baleares ni subcontratar este tipo de trabajos.
Respecto a las demandas a la administración, Alberto y Cristian coinciden en la necesidad que, a nivel legislativo, se exija para los laboratorios de Baleares lo mismo que en otras zonas de España «para que así todos estemos en igualdad de condiciones. Nosotros ofrecemos una calidad de servicio, haciendo un gran esfuerzo en formación, recursos, y tiempo. Por eso le pedimos al clúster que nos respalde en este aspecto».
Preverisk, transferencia del conocimiento turístico
Preverisk es una empresa consultoraubicada en el Parc Bit enfocada fundamentalmente hacia distintas áreas de transferencia del conocimiento en el sector turístico y que ha creado una red de auditores en todo el Mediterráneo, con el objetivo de proteger la salud y seguridad de toda la gente que se mueve por vacaciones o negocios, así como los espacios en los cuales estarán estas personas, no solamente hoteles sino también otros subsectores como transfers, autobuses, eventos, ocio, excursiones, actividades, etc.
La empresa empezó a funcionar en 2004, pero rápidamente apostó por una internacionalización, con la implantación de delegaciones, sedes y empresas filiales para cubrir la zona del Mediterráneo: en Marruecos, Turquía, Egipto; y también en el atlántico, donde dispone de una delegación importante de asesoramiento para cadenas hoteleras en Cabo Verde y en el Caribe, con filiales en México y la República Dominicana. En total Preverisk da cobertura a una veintena de países
La empresa también trabaja en sostenibilidad, tratando de compatibilizarla con la salud pública. Otra área de especialización tiene que ver con la experiencia de los viajeros al llegar a una destinación turística o un hotel para tratar de mejorar su grado de satisfacción (alimentación, limpieza, entretenimiento) mediante encuestas y otros métodos.
Con funciones de representación institucional y dirección científico-técnica. Explica que antes de la pandemia Preverisk llegó a auditar 20.000 hoteles al año a través de los principales touroperadores. «Estamos muy bien posicionados internacionalmente como marca reconocida por el sector turístico. Esperamos que el turismo se recupere y mejore esta situación. Ahora mismo hay una necesidad imperiosa para garantizar que las destinaciones sean seguras y devolver así la confianza al mercado emisor», explica respecto los efectos de la pandemia en el sector.
Sobre la relación del turismo con la salud pública, Delgado apuesta por un mayor impulso a la transformación digital y la sostenibilidad: «Debemos aprovechar que ahora los mercados reconocen el valor de estas transformaciones digitales, la automatización de procesos y otros aspectos de sostenibilidad que aseguraran que otros ámbitos de gestión, vinculados al turismo, puedan progresar. La salud pública debe beneficiase también de este impulso de la digitalización y la sostenibilidad».
Sinergies, servicio integral con consultoría y laboratorio
Sinergies es una empresa que lleva 17 años trabajando como una consultoría con laboratorio y que cubre un servicio integral (calidad, medio ambiente y alimentación) dentro del sector turístico, principalmente hoteles y restaurantes. La empresa realiza auditorias de cocina, análisis de piscinas y aguas de consumo, análisis de alimentos y superficies, detección de legionella y controles para garantizar así la normativa vigente en seguridad alimentaria.
A través de su laboratorio se valida toda la actividad de este tipo de establecimientos, pero también de centros escolares, piscinas municipales y otros equipamientos de la administración pública.
El gerente de la empresa, Joan Mateos, recuerda que en marzo de 2020 la pandemia obligó a paralizar casi toda su actividad, ofreciendo a sus clientes la elaboración de planes de contingencia, limpieza y prevención. También se puso en marcha una iniciativa, mediante el laboratorio de análisis de coronavirus en las superficies, que al principio se pensaba que era el sistema de transmisión más común. «La única cosa buena ha traído el coronavirus es que ha ayudado a abrir perspectivas de colaboración y cooperación entre todos y establecer alianzas que antes ni nos planteábamos. Sobrevivir lo hemos conseguido, ahora se trata que en 2022 o máximo el 2023 podamos llegar a una normalidad sin más incertidumbre», añade al respecto.
El gerente de Sinergies cree que en los últimos años «ha mejorado mucho la conciencia de las empresas turísticas que ahora entienden que deben poner toda su atención en la seguridad, aunque no tenga un retorno directo. En este sentido, recuerda que el 80% del trabajo que desempeña Sinergies está basado en los controles y el cumplimiento de la normativa».
En relación al desconocimiento de la población sobre este tipo de empresas especializadas en salud pública, Mateos opina que «falta aún camino para concienciar a la sociedad balear de la necesidad y el rol de empresas como la nuestra. El clúster está haciendo muy buen trabajo para impulsar proyectos y poner en valor nuestro trabajo, buscando nuevas vías de conocimiento y proyectos innovadores. Todo ello ayudará a concienciar la población que nuestro sector forma parte importante de la cadena de valor del sector turístico y de la salud pública en general. A la administración autonómica le pido más coordinación y unificación de sus puntos de vista. Hay demasiada disparidad de criterios de inspección, a veces incluso entre las islas de nuestro archipiélago».