La importancia de la hidratación
Puede parecer que la hidratación es la solución para todo, porque realmente lo es. Cuidar la dermis es fundamental para mantener un bronceado saludable. Para evitar la sequedad y la deshidratación, es recomendable utilizar una leche reparadora aftersun. Estas cremas son elaboradas para aplicarlas tras la exposición solar, suelen tener ingredientes como aloe vera o centella asiática que calman y refrescan, a la misma vez que prolongan el bronceado. Además, hay productos específicos para prolongar el bronceado que activan el proceso de pigmentación.
Duchas frías
Con el agua caliente la piel tiende a deshidratarse y debilitarse más. Por otro lado, una ducha fría y revitalizante cuidará el bronceado, a la vez que no resecará el cutis. También, se puede prolongar el bronceado si en lugar de un gel de ducha tradicional, con base de jabón, utilizamos uno en formato oleoso que, entrar en contacto con el agua, se convierte en una espuma no tan agresiva como el jabón habitual. Además, por contradictorio que parezca, una exfoliación ligera de la piel ayuda a mantener el moreno. El exfoliante ayuda a limpiar la piel de células que ya están muertas, favoreciendo a su renovación y ayudando a que piel luzca más luminosa.
La alimentación
Hay alimentos que en pequeñas raciones diarias te pueden ayudar a mantener el buen tono. Entre estos encontramos frutos secos, como los pistachos que estimulan la melanina, y salmón, contiene axantina y ácidos grasos que mejoran la luminosidad, la firmeza y ayudan a la piel a repararse. Otra sugerencia es aumentar el consumo de alimentos ricos en betacarotenos como tomate, zanahoria, calabaza, remolacha, frutos rojos o melón. Todos estos favorecen a que la piel retenga la pigmentación. Los aguacates, que contienen tirosina, también ayudan a prologar el bronceado.
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