«Las fases de confinamiento más estrictas, como la necesidad de medidas de distanciamiento y uso obligatorio de mascarillas en muchos ámbitos, incluso al aire libre, contribuyeron a la disminución prácticamente total de actividad física en la población, con un mayor tiempo en casa dedicado generalmente a ocio sedentario y el mayor consumo de alimentos poco saludables ricos en grasas y azúcares», han señalado María José García Mérida, técnico del Servicio de Promoción de la Salud de la DGSP del Gobierno de Canarias y pediatra del Grupo de Gastroenterología y Nutrición de la AEPap y del grupo de Educación para la Salud de la AEPap; y Marta Castell Miñana, pediatra del Centro de Salud Campanar-Valencia, y miembro del grupo de Gastroenterología y Nutrición de AEPap y del Comité de Lactancia Materna y Nutrición de AEP.
Los expertos reunidos en el Congreso de AEPap han hecho especial hincapié en este problema ya que el exceso de peso asocia problemas de salud a corto plazo en la infancia y a largo plazo en la vida adulta: «Las niñas y niños obesos tienen mayor riesgo 2 de ser adultos obesos». El mejor tratamiento de la obesidad infanto-juvenil es su prevención y ésta debe realizarse desde todos los ámbitos relacionados con la infancia.
«Los servicios sanitarios y, principalmente, las consultas de pediatría de Atención Primaria tienen una posición clave y un trabajo fundamental en este tema, pero esta prevención también debe realizarse de manera conjunta y coordinada con los centros educativos, las propias familias y, por supuesto, las instituciones, a través de campañas en los medios de comunicación y las redes sociales. Son fundamentales para concienciar de la importancia de cambios de estilo de vida, fomentar hábitos de vida saludable y patrones de alimentación sanos y sostenibles», han apuntado Castell Miñana y García Mérida.
La pandemia también ha supuesto un punto de inflexión en las patologías infecciosas, algo que también se ha tratado durante el 19º Congreso de AEPap. Aunque la mayoría de las patologías infecciosas atendidas en pediatría de Atención Primaria son procesos autolimitados de etiología viral, preocupan especialmente las enfermedades infecciosas emergentes, que son aquellas provocada por un agente infeccioso recientemente identificado y anteriormente desconocido. También preocupan las denominadas enfermedades reemergentes, que son las conocidas, pero que habían dejado de suponer un problema de salud pública y, en un determinado momento, reaparecen o experimentan un incremento.
Han sido infecciones reemergentes en los últimos años, en distintos momentos o lugares, el sarampión o la tuberculosis. Por último, preocupan las enfermedades que no se conocían en nuestro medio y sí en otras regiones del mundo que, por el efecto de la globalización, han llegado a España e, incluso a consultas de pediatría, como la viruela del mono.
De acuerdo con la coordinadora del Grupo de Enfermedades Infecciosas de AEPap, Rosa Albañil Ballesteros, las alertas ante las que es necesario estar en guardia en España, debido a la detección de casos en Europa y EE.UU. desde 2016 son el riesgo asociado a la importación de poliovirus tras la reciente identificación de casos de poliomielitis y la detección de poliovirus en aguas residuales en países de nuestro entorno, meningoencefalitis por el virus del Nilo occidental en España, viruela del mono y de hepatitis no A-E aguda grave de causa desconocida en niños menores de 16 años.
Por todo ello, los expertos aseguran que es necesario mantener una actitud de alerta para «detectar síntomas no esperados en enfermedades habituales, casos aislados pero posibles de patología importada en viajeros o síntomas que pudieran corresponder a patologías muy infrecuentes y promover la vacunación como garantía de control de las enfermedades inmunoprevenibles».
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