Es muy importante sacar a nuestros hijos de las burbujas en las que los metemos para protegerlos. | Freepik

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Los hijos son el tesoro más preciado que tienen los padres. Todos los progenitores quieren lo mejor para sus descendientes, pero esto conlleva un riesgo muy importante: sobreproteger a los pequeños, es decir, meterlos en una burbuja. «En muchas ocasiones como padres, en nuestro afán de proteger a nuestros hijos, construimos una burbuja a su alrededor con el anhelo de evitarles el sufrimiento, la frustración o el miedo que pueden ocasionar determinadas situaciones con las que se van a encontrar. Por otro lado, en esta burbuja les guiamos, no desde la pregunta para que se cuestionen las cosas, sino desde unas respuestas diseñadas para que sean seguidas. La consecuencia es que les coartamos en cierta medida de la parte experimental que ofrece el mundo y que realmente les pueden crear las vivencias que les servirán como aprendizaje», expone la coach personal y de salud, Marga Almarcha.

A su modo de ver, es muy importante que los padres y educadores tomen las medidas necesarias para que los hijos y alumnos amplíen su mirada del mundo. La primera acción que plantea «parte de la idea de qué es lo que realmente le queremos mostrar a esas personitas que tenemos delante y de las que somos responsables. Esto pasa por analizar qué modelo estoy transmitiendo. Uno que se basa en blancos y negros, donde no estén reflejadas la pluralidad de las realidades sociales que existen. En el otro tienen cabida todo tipo de tonalidades, acercando así un amplio abanico de vivencias que puedan dotar al niño y adolescente de un gran número de elementos reales para que ellos mismo construyan su mundo interno con nuestro apoyo incondicional».

Almarcha también insta a «prestarles un tiempo de calidad real que esté basado en la escucha, la presencia y, sobre todo, en la atención hacia sus experiencias e inquietudes sin juicios que invaliden su vivencia». Además, se deben «normalizar y dar un espacio al miedo, la inseguridad, el dolor o la duda y dotarles de herramientas y recursos para que se puedan desenvolver, teniendo en cuenta que todo ello son elementos necesarios para crear su experiencia humana».

Otra de las claves es «empujarlos y sostenerlos para que puedan convivir en un mundo donde, en muchas ocasiones van a encontrarse con preguntas sin respuestas que les origen inseguridad, pero que a la vez les van a poder servir como fuerza impulsadora hacia acciones que los transformen. Por último, hay que «impulsarlos y motivarlos a la búsqueda consciente de discursos diferentes a los que las pantallas les muestran habitualmente, de forma que no den únicamente por válido ese mundo virtual sin cuestionárselo».

Sobreprotección

«Posiblemente como padres nos cueste no construir una burbuja alrededor de nuestros hijos para protegerlos. Quizá, aquí lo importante sea preguntarnos de qué material queremos que está hecha. Si es de nuestros miedos y creencias, le impedirá el pleno desarrollo de su autonomía; pero si es de una amplia variedad de referentes y experiencias le ayudará a adquirir recursos para aprender cómo afrontar el mundo en el que se van a desarrollar», asevera la coach.

«El lunes empieza el nuevo curso escolar y es una gran oportunidad para poder construir las bases de un modelo donde el pensamiento crítico no parezca como un acto de revolucionario si no la respuesta a una visión dicotómica del mundo basada en lo correcto e incorrecto, bien y mal y en opiniones sesgadas», concluye.