Los errores tienen una parte positiva. | Andrea Rankovic

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La sociedad en la que vivimos, en la que las redes sociales muestran mundos idílicos, tiene cada vez una mayor intolerancia a los errores. No está bien visto equivocarse y cuando lo hacemos nos sentimos mal. Sin embargo, la coach de Salud, Marga Almarcha, asegura que «errar es humano». En este sentido, explica que «por mucho que intentemos hacer las cosas lo mejor posible, en algún momento cometeremos errores. Unos serán más importantes que otros, pero seguramente habrá errores» Sin embargo, Almarcha destaca la parte positiva de las equivocaciones, sí la tienen, «por el gran aprendizaje que nos aportarán». Se trata de lo que ella denomina como «nuestros errores favoritos. Y serán esos justamente de los que más orgullosos nos sintamos, porque nos habrán aportado un gran aprendizaje a todos los niveles».

Almarcha destaca que «lo que nos aporta fallar es el gran regalo que nos hace la vida para conocernos un poco más y, así, poner foco y hacer las cosas de forma diferente a cómo veníamos haciéndolas; pensando que era lo correcto o que, simplemente, no sabíamos hacerlas de otra manera». En este punto, precisa que «en muchas ocasiones es más fácil hablar o aprender de los errores ajenos que de los nuestros propios». En este sentido, precisa que «si en un primer momento nos puede servir para aprender alguna lección, sin duda, tenemos que ser conscientes de que si realmente queremos aprender y descubrir cómo somos, sólo lo vamos a conseguirlo centrándonos en nosotros».

La coach advierte que esto es «más complejo de lo que parece, aunque pueda parecer una obviedad, sobre todo cuando el contexto de sociedad en el que estamos conviviendo mira el error con lupa señalándolo con el dedo; en muchas ocasiones bastante acusador. En este escenario se puede poner cuesta arriba asumir nuestra parte de responsabilidad en muchas situaciones en las que es necesario. Y, así vamos subiendo nuestros estándares de perfeccionismo, nuestro nivel de exigencia, lo que va a desembocar en navegar con una cierta rigidez una vida que solo nos está pidiendo adaptarnos a los cambios; por mucho que los queramos evitar, se van a dar».

¿Qué son los errores favoritos?

«Nuestros errores favoritos son, ni más ni menos, esas piedras del camino con la que nos vamos tropezando, una y otra vez, hasta que nos damos cuenta y paramos para observar cuál es el mensaje que esa piedra quiere contarnos cuando, una y otra vez, nos estamos tropezando con ella». Almarcha expone que «esta metáfora nos ayuda a ser conscientes de que, en muchas ocasiones, esos errores que repetimos una y otra vez quizá, solo sean debidos a que todavía no nos hemos parado a observar el por qué seguimos actuando de la misma manera, qué nos mueve, qué queremos conseguir y qué estamos cuidando para no hacer las cosas diferentes. Evitar todo esto nos hace perder por el camino todas las oportunidades de aprendizaje que las diferentes situaciones nos han podido regalar para descubrir cosas nuevas de nosotros».

Almarcha precisa que «en algún momento sabemos y admitimos que nos hemos equivocado», pero advierte que «quizá la dificultad no esté tanto en eso, si no, en ser conscientes de que a partir de aquí, queramos o no, vamos a tener que decidir ponernos manos a la obra para descubrir cosas de nosotros que quizá no nos gusten tanto; así como tener que cambiarlas, pese a las resistencias y del miedo que nos genere».

Beneficio del error favorito

El error favorito nos aporta enormes beneficios. La coach detalla que «ayuda a ver nuestras debilidades, a poder nombrarlas para poder trabajar sobre ellas; nos hace ser conscientes de nuestros patrones de comportamientos en determinadas situaciones y qué es necesario cambiar para sentir más bienestar. Nos ayuda a conocernos más e identificar qué valores nuestros no los estamos teniendo en cuenta en muchas de nuestras actuaciones».

Además, señala que nos permite «mejorar nuestros niveles de aceptación, respecto a nosotros mismos y al resto, ayudando a entender mejor las cosas y ver otras realidades. También nos permite ser más compasivos, ya que entender que el error es humano nos pone en una posición de mayor humildad. Y, sobre todo, nos ayuda a seguir aprendiendo de nosotros, dejando de dar por sentado el típico 'yo soy así' y abriendo la puerta al descubrimiento de todas esas cosas buenas que nos conforman y nos construyen».

La coach concluye que «a lo largo de nuestra vida cometeremos un montón de errores, de los que tendremos que aprender. Además, estará ese error favorito, ése que nos situará en un punto diferente en la línea de salida, ese que nos indicará hasta aquí y, ahora, desde aquí… Ese que, una vez, nos ha permitido asumir el coste tan enorme de verlo y aceptarlo porque somos capaces de hacernos responsable de ello. En definitiva, nos posibilitará aprender de nosotros mismos y avanzar con el regalo de saber que hemos descubierto nuestra parte más humana».