Tanto la estimulación cognitiva como la estimulación física se deben mantener y potenciar

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La enfermedad del Alzheimer es la causa más frecuente de demencia. La demencia es una patología degenerativa que condiciona una pérdida den el funcionamiento cotidiano debido al deterioro cognitivo. Representa una pérdida respecto a un nivel previo, que interfiere de forma significativa con el rendimiento social u ocupacional. Además del déficit cognitivo (como la memoria, la orientación o el lenguaje), suele conllevar cambios en la personalidad y la conducta, provocando incapacidad (dependencia).

La prevalencia de la demencia y de la EA aumenta con el proceso de envejecimiento. Es más frecuente porque vivimos más años (afecta a más del 20% de los mayores de 80 años). En Baleares, según datos del año pasado, hay más de 800 casos nuevos por año, con una prevalencia entre 5000 y 1000 personas que padecen la enfermedad.

Prácticamente siempre, la enfermedad se precede de problemas leves de memoria a los que no se les suele dar gran importancia: despistes, olvidar citas, dificultad para encontrar la palabra adecuada, dificultad para seguir una conversación, etc.… sin repercusión en sus actividades de la vida diaria (lo cual lo diferencia de la demencia). Esta fase de la enfermedad se conoce como deterioro cognitivo leve y no se debe confundir con el envejecimiento normal, en el que nos volvemos más lentos, tanto físicamente como de pensamiento, pero sin perder nuestra capacidad.

El diagnóstico de deterioro cognitivo ligero nos da una oportunidad de actuar,- ya que sabemos que en más de la mitad de los casos evoluciona hacia la demencia.

¿Cómo actuar ante el deterioro cognitivo?

  • Proteger al cerebro de otras enfermedades que aceleran sus síntomas: actuar especialmente sobre los factores de riesgo vascular, evitar la vida sedentaria, diabetes, colesterol, enfermedades cardiácas y controlar hipertensión.
  • Iniciar estimulación cognitiva, hoy sabemos que la neuro plasticidad (regeneración de neuronas al estimularlas) se mantiene toda la vida, por ello los ejercicios que mejoren memoria, atención, orientación, etc.…, dirigidos por neuropsicólogos, compensaran los déficits cognitivos.
  • Mantener ejercicio físico adecuado a la edad. El hecho de caminar cada día protege nuestra memoria.

Tanto la estimulación cognitiva como la estimulación física se deben mantener y potenciar, más si a pesar de todo el paciente sigue progresando a demencia. Hoy en día hay múltiples estudios que demuestran su efectividad no solo en retrasar la progresión de la enfermedad si no también en prevenir las alteraciones de conducta asociadas: ansiedad, depresión, agitación, etc.… que a la larga incapacitan más que la propia demencia.