La Catedral de Mallorca fue una promesa. Ese es el primer gran secreto de esta joya arquitectónica de la Isla. Fue en el año 1.229, tras la conquista de Mallorca por la Corona de Aragón, cuando el rey Jaume I levantó un gran templo dedicado a Santa María al haberse salvado del naufragio. La Seu sintetiza los últimos ocho siglos de la historia de Mallorca, y sigue siendo un elemento vivo.
Hoy en día, se ha convertido en uno de los templos más admirados en el mundo. Para muestra de ello todos los intelectuales y artistas que han quedado prendados con su arquitectura. Uno de los más destacados es el pintor Santiago Rusiñol, que se declaró en varias ocasiones como un enamorado de Mallorca. Tanto es así, que en 1912 le dedicó el libro La isla de la calma y en él hay un capítulo para la Catedral. «¡Por fuera verás la armadura, pero entra y verás el alma!», aseguró en la obra.
El sello de Gaudí
A lo largo de los años, la Seu ha sido restaurada en numerosas ocasiones. Sin embargo, una de las más destacadas es la que hizo Antoni Gaudí a petición del obispo Pere Joan Campins en el año 1904. El conocido arquitecto fue el encargado de trasladar el coro que hasta el momento había estado situado entre los tramos segundo y tercero de la nave, la eliminación del retablo mayor gótico, la realización del baldaquino del altar mayor, la incorporación al presbiterio de la sede episcopal, la iluminación del espacio a base de ventanales de cristal, y, por último, la elaboración de mobiliario litúrgico.
El rosetón más grande del mundo entre las catedrales góticas
Es una de las joyas más preciadas de la Isla. La Catedral de Mallorca cuenta con uno de los rosetones más grandes del mundo, conocido como ‘el ojo gótico'. Tiene alrededor de trece metros de diámetro y su espectacular policromía se debe a los 1.236 cristales que lo integran. Durante la Guerra Civil fue dañado por la caída de una bomba en el palacio de La Almudaina, que se encuentra justo al lado, y tuvo que ser restaurado.
Además de ser una joya arquitectónica, dos veces al año el rosetón ofrece un gran espectáculo lumínico, conocido como la Fiesta de la Luz. Los rosetones mayor y menor de la Seu se alinean para formar un 8 envuelto de magia y misterio. Esto sólo ocurre cada día de la Candelaria y de San Martín (2/2 y 11/11 respectivamente). Los especialistas afirman que los rosetones no fueron construidos expresamente para propiciar este fenómeno, lo que todavía causa mayor interés entre el público. Los primeros rayos de la mañana que iluminan la fachada principal, desencadenan una explosión de color que procede de las 1.116 piezas de cristal que componen el vitral mayor.
Unas campanas con nombre
Las nueve campanas que voltean la Seu tienen nombre propio. La más grande de todas ellas pesa 4.500 kilos y fue bautizada como n'Eloi. Las otras, de mayor a menor, reciben el nombre de na Bàrbara, n'Antònia, sa Nova, na Mitja, na Tèrcia, na Matines, na Prima y na Picarol.
Más allá de que las campanas de la Catedral de Mallorca estén ‘bautizadas' y de que se encuentren en dos alturas diferentes, suenan unas u otras según el evento. Es decir, que solo algunas repican los días laborales para anunciar las misas, mientras que para las liturgias de domingos y festivos lo hacen otras también. Durante años, eran la voz de la Iglesia, que hacía saber al pueblo los diferentes acontecimientos y fiestas, tanto desde su dimensión religiosa como civil.
Un impresionante órgano
El órgano llegó antes de que la Catedral estuviese acabada. Según apunta los historiadores la primera mención al instrumento data del año 1.328, cuando estaba situado en la capilla de la Trinidad. Hoy en día este es uno de los grandes secretos y tesoros que esconde la Seu, el órgano mayor se compone de cuatro teclados de 56 notas y un pedal de 30 notas.
Hoy en día sigue siendo uno de los elementos más importantes dentro de la liturgia de la Seu, por lo que se le da mucha importancia a las tareas de conservación del mismo.
200 escalones hacía unas vistas panorámicas de la ciudad
Más de 200 escalones separan a los visitantes de la parte más alta de la Catedral. Durante el recorrido que ocupa la visita guiada, los visitantes podrán conocer algunos rincones, cuanto menos, curiosos y desconocidos junto a sus respectivas historias; es el caso del campanario y las terrazas de los arbotantes.
Desde lo más alto se puede disfrutar de unas vistas impresionantes de Palma no aptas para cardíacos. También se disfruta de estar más cerca que nunca de una de las maravillas de la arquitectura gótica: el rosetón mayor.
La obra de Miquel Barceló
El mural del artista mallorquín Miquel Barceló se ha convertido en uno de los grandes atractivos para los turistas. Entre 2001 y 2006, el pintor realizó un mural dentro de la Capilla del Santísimo, una de las tres capillas que se encuentran dentro del templo. Para crear este mural de cerámica policromada que ocupa unos 300 metros cuadrados de superficie, se inspiró en el milagro evangélico de los panes y los peces y son precisamente esos panes y peces.
El reconocido pintor y escultor Miquel Barceló (Felanitx, 1957) se alzó el 16 de febrero de 2011 como el artista español vivo mejor cotizado en subasta.
Un mausoleo Real
Jaume II ordenó en el año 1.306 la construcción de una capilla con el fin de ser enterrado en ella. La Capilla de la Trinidad se convirtió en mausoleo real, donde se encuentran los sepulcros de los reyes soberanos de Mallorca, Jaume II y Jaume III. Los sepulcros, instalados en 1950, son obra de Federico Marés.
Estas son algunos de los secretos que esconde la Catedral de Mallorca, uno de los icono patrimoniales de la Isla que genera interés entre residentes y turistas que no pierden la oportunidad de visitarlo.