Vista panorámica de la costa de las Feroe | Matteo Cojana

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No es un misterio que, durante la época estival, Mallorca pueda llegar a convertirse en un verdadero horno. Con temperaturas que parecen romper récords año tras año y las noches tropicales que dificultan poder pegar ojo en nuestro descanso, no es extraño que se haya formado una verdadera comunidad de mallorquines que preferirían salir de la isla para huir de este calor extremo, en busca de una zona que les ofrezca un verano muy distinto del que suelen vivir: verde, fresco y, sobre todo, frío. Por suerte, existe un destino que no mucha gente conoce cuyo verano puede llegar a ser incluso más frío que el invierno balear, y que además ofrece verdaderas maravillas históricas y paisajísticas que no te puedes perder: las Islas Feroe.

Este archipiélago, ubicado en el Océano Atlántico entre el norte de Escocia y el sureste de Islandia y con poco más de 50 mil habitantes, se trata de un conjunto de islas autogobernadas dependientes al Reino de Dinamarca, una situación que comparte con Groenlandia. Esto significa que, aparte de la política exterior, legal y de defensa, las Feroe cuentan con su propio Gobierno independiente que le permite a este archipiélago gestionarse de manera autónoma. Y no es para menos, pues se dice que el Parlamento de las Feroe es el más antiguo de Europa y uno de los más antiguos del mundo en activo, por lo que si algún territorio europeo tiene derecho a proclamarse autónomo no es otro que este particular archipiélago.

Probablemente una de las actividades más populares y recomendables una vez en las Feroe no es otra que el senderismo. Y es que este conjunto de dieciocho islas volcánicas parece sacado de un cuento de hadas: colinas verdes tapadas por las nubes, casas devoradas por el musgo a lo largo de los años, y ovejas campando por el campo de un frondoso verdor que sería imposible encontrar en Baleares. De entre los pueblos más recomendables que visitar el las Feroe encontramos Kirkjubøur, la antigua capital del país con menos de 75 habitantes y cuyas casas están techadas con musgo real, un paisaje que difícilmente se podría repetir en cualquier lugar del mundo.

Una de las casas típicas con techo musgoso. Foto: Jacqueline Macou

Si decides ir a las islas Feroe, no olvides hacerte con uno de los jerséis tradicionales hechos enteramente de lana feroesa, la cual ayuda a los habitantes del archipiélago a aguantar las temperaturas polares durante todo el año. Y es que no hay excusa: a pesar de no pertenecer a la Unión Europea o al Espacio Shengen, los españoles solo necesitan el DNI para viajar a estas fantasiosas islas, las cuales ofrecen todo el esplendor estético de la Europa escandinava que promete encandilar a todo aquel que la experimente.