El último partido del 2011 en Segunda B coincidirá con la primera final a la que se enfrenta esta temporada el Atlètic Balears. El equipo que dirige Gustavo Siviero, que amplió el pasado fin de semana su colchón de seguridad al frente de la categoría, visita el campo de un Hospitalet que hasta la última jornada había ejercido como su principal perseguidor. Una nueva victoria (sería la undécima que conquista el equipo en trece partidos) no sólo blindaría el liderato y el título honorífico de campeón de invierno, sino que abriría una franja notable en la azotea de su grupo.
Para el Atlètic se trata de un encuentro especial, una oportunidad ideal para dar un golpe de autoridad y marcar el territorio, puede que de manera definitiva. El camino elegido por el grupo a raíz de la única caída que ha sufrido hasta ahora en el curso (ante el Lleida, el 23 de octubre) se ha trazado de forma prácticamente impecable. Y a excepción del empate cosechado la semana anterior en Dènia, ha resuelto con una victoria todas sus confrontaciones.
Una de las grandes incógnitas en la formación isleña se posa sobre la figura de David Sánchez, ausente en las últimas funciones por la fractura del escafoide que sufre en la muñeca derecha. El centrocampista sevillano es el faro del equipo en la zona ancha y su participación incrementaría las prestaciones blanquiazules. En el caso de que no llegara a tiempo, Siviero debería seguir confiando en la buena racha de sus futbolistas de ataque, que disfrutan además de un dulce momento de forma.
En esta ocasión, sin embargo, la reválida a la que se presenta el Atlètic tiene una dificultad añadida. El Hospitalet, alojado a ocho puntos de distancia de la escuadra de la Vía de Cintura, está basando su crecimiento en su fortaleza como local y todavía no ha doblado la rodilla en su propio centro de operaciones. De los ocho partidos que ha escenificado, ha impuesto sus credenciales en seis y los únicos cuatro puntos que se le han ido de las manos volaban en sendos empates. Curiosamente, los dos frente a equipos filiales. El primero de ellos, en la jornada inaugural, ante el Mallorca B (1-1). Y el segundo, el pasado 20 de noviembre, en unas tablas contra el Valencia Mestalla. Las cinco derrotas que amontona en su hoja de servicios (Badalona, Reus, Teruel, Andorra y Ontinyent) siempre han tenido lugar fuera de los muros de la Feixa Llarga.
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