Los balearicos examinan su fiabilidad como locales después de una serie de decepciones como visitante. El adiós a la Copa del Rey en tierras salmantinas y la bofetada encajada en el último desplazamiento del año elevan la exigencia del primer encuentro de 2020 en el fortín blanquiazul, donde los de Mandiola coleccionan números sobresalientes. Ocho victorias y un empate en nueve partidos en casa avalan el buen hacer del ATB cuando juega ante su público y desprenden cierto alivio para abrir la nueva lista de propósitos.
El Atlético Baleares encara el partido de este mediodía sin dos piezas importantes en la pizarra de Manix como Luca Ferrone, lesionado, y Marc Rovirola, que cumple un partido de sanción por acumulación de cartulinas. Una de las incógnitas de cara al partido es la presencia de Jorge Ortiz, que arrastra molestias que en principio no deberían apartarle del verde, mientras que Borja San Emeterio apunta a recambio de Ferrone en el lateral derecho e Iturraspe a sustituto de Rovirola en un centro del campo en el que Jordan retrasaría su posición.
El ATB aspira a demostrar la solidez defensiva que le ha convertido en el equipo que menos goles encaja de la liga y, sobre todo, a volver a sacar a relucir la eficacia rematadora de la que ha hecho gala en casa, pero que ha echado de menos en sus viajes. Y es que los hombres de Mandiola no marcan lejos de su centro habitual de operaciones desde que se impusieron por la mínima en el derbi ante la Unión Deportiva Ibiza disputado el pasado 19 de octubre. Desde entonces la sequía balearica se ha alargado a cuatro partidos de liga y al compromiso copero ante Unionistas.
El derbi representa una buena oportunidad para desquitarse y cargarse de confianza para afianzarse lo más arriba posible poniendo tierra de por medio respecto a la quinta plaza. En el vestuario no hay dudas sobre trayectoria trazada a pesar de los últimos borrones. No en vano la experiencia del año pasado permite mantener la confianza en el trabajo realizado, ya que su balance actual de puntos es superior a la proyección a la que dio forma el pasadoe ejercicio y que le valió para hacerse con el título del grupo tercero de Segunda B con ocho puntos de renta respecto al segundo clasificado, el Hércules. Precisamente el conjunto alicantino fue el primer rival de los balearicos en el primer partido de 2019 y el 2-0 de los hombres de Mandiola rompió una racha de once temporadas sin sacar los tres puntos en el encuentro inaugural del año.
Delante tendrá a la revelación de la temporada, ya que la Peña Deportiva tiene prácticamente números de playoff cuando su objetivo a principio de curso era asegurar su primera permanencia en la categoría de bronce. Los ibicencos marchan sextos tras un excepcional arranque de curso que se ha enturbiado con sus últimos resultados, ya que enlazan cuatro jornadas sin ganar en las que han sumado un punto.
El conjunto de Raúl Casañ acumula buenos registros como visitante, aunque cabe destacar que acumula más dificultades cuando le tocaa adaptarse a campos de césped natural. Las condiciones del Estadi Balear, por superficie y dimensiones, se convierte en un hándicap para un equipo que tiene en Pepe Bernal a su principal amenaza. El centrocampista de la Peña Deportiva no sólo es el máximo realizador del equipo con ocho dianas sino que se convierte en uno de sus principales argumentos ofensivos en las acciones a balón parado.
Los peñistas llegan al partido con todos sus hombres importantes disponibles y la única ausencia por problemas físicos de Luciano Pierce.
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