Guillem Vallori, central del Atlético Baleares, entrenando en casa durante el confinamiento.

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Con una niña de cinco meses, cosas que hacer en casa, los entrenamientos y la preparación de una base de datos para su futuro como entrenador, el defensa del Atlètic Baleares Guillem Vallori lleva bien el confinamiento que ha motivado la pandemia de coronavirus aunque eche en falta el fútbol.

—¿Cómo es su rutina diaria?
—Me levanto a las 8, saco a los perros, desayuno y me pongo a preparar entrenamientos. Entreno, comemos los tres juntos y por la tarde estoy con la niña y hago cosas en casa. Cenamos, vemos la televisión y vamos a dormir.

—¿Cómo es su entrenamiento?
—Entreno con la bicicleta que nos facilitó el club y sigo con ejercicios, entre ellos, con gomas.

—¿A qué hora se quita el pijama?
—Sigo una rutina y me lo quito al levantarme. En casa nos ponemos también vaqueros porque me incomoda la sensación de poder convertirme en dejado.

—¿Qué es lo que no puede faltar en su nevera?
—La Coca-Cola es mi adicción.

—¿Cómo hace la compra?
—Una vez a la semana y suele ser mi mujer la que aprovecha cuando se tiene que desplazar por trabajo.

—¿A qué le dedica más horas?
—A preparar una base de datos de entrenamientos para los niños y a videoconferencias con ellos y con los técnicos.

—¿Con qué compañero cree que podría pasar mejor el confinamiento y con quién no podría aguantarlo?
—Con Xavi Ginard, mi compañero de habitación, lo llevaría bien y creo que no podría soportarlo con alguien sin una rutina.

—¿Quién del equipo cree que lo puede llevar peor?
—Creo que Villapalos porque está solo aquí y lejos de la familia.

—¿Ha mejorado con los fogones? ¿Cuál es su especialidad?
—Mi mujer no me deja acercarme. Mi especialidad son la tortilla de patatas y las fajitas.

—¿Qué película ha visto estos días que aconsejaría?
—'Objetivo Washington DC', ‘A quien hierro mata' y ‘Los Japón'.

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—¿Ha estado mirando fotos antiguas? ¿Cuál o cuáles le han traído los mejores recuerdos?
—Me ha gustado ver las fotos de cuando jugaba en Alemania y Suiza. Después de verlas me puse a llamar a mis amigos de allí. También me trajeron buenos recuerdos una gala de entrega de trofeos del Mallorca cadete en el que estaba con Albert Riera y en el que teníamos a Trobiani de entrenador.

—¿Qué hace con su hijo y cómo percibe que está pasando el confinamiento?
—La niña tiene cinco meses y se porta muy bien, es una pasada. Tengo calculados 70 metros por vuelta a mi terraza y hacemos paseos de 2 kilómetros con el carro.

—¿Tiene mascota? ¿Cuántas veces la saca a pasear?
—Tenemos tres, pero los sacamos igual que antes.

—¿Qué es lo que peor lleva?
—No poder salir con mi mujer e ir a un restaurante.

—¿Qué ha notado que echa más en falta al no poder salir de casa?
—No tengo una gran necesidad por nada, pero sí notas que falta esa libertad que teníamos asumida de salir cuando querías.

—¿Qué es lo primero que hará cuando acabe el confinamiento?
—Me apetecería irme los tres a un hotel al norte de la Isla y disfrutar de un restaurante y de paseos.

—Del 1 al 10 ¿cómo está su estado de ánimo?
—Un 9 y no llego al diez porque me falta el fútbol.

—¿Qué sacará de positivo de toda esta situación?
—Me gustaría que todos tomáramos conciencia de cuidar la tierra en la que estamos y dar importancia a cosas del día a día.

—¿Le ha emocionado algo?
—Soy de lágrima fácil y me duele que las personas mayores, que sacaron el país adelante, están perdiendo la vida y se están yendo solos de este mundo.

—¿Qué perspectivas tiene sobre el regreso al trabajo y la competición?
—Creo que será progresivo y con todas las medidas de seguridad.

—¿Cómo cree que debería terminar la temporada?
—Quizás tendría que haber terminado la liga y los cuatro primeros ascender.

—¿Qué considera que sería lo más justo si se da por cancelada la campaña?
—Cualquier formato de competición en la que no perdamos los derechos que nos hemos ganado al ser primeros.