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El Real Madrid disputará al Regal Barcelona el título de Copa del Rey después de pasar por encima del Caja Laboral, 50-78, en un duelo que siempre han llevado de cara los de Ettore Messina y que nunca han visto peligrar.

Tres años después, madridistas y blaugranas vuelven a encontrarse en la gran final del torneo copero que revivirá de nuevo el clásico del baloncesto español.

El partido, que ha servido al Real Madrid para colocarse en la final, ha sido una demostración de la variedad y calidad de recursos que gestiona Ettore Messina y que también ha sabido aprovechar la ausencia del mejor jugador del Caja Laboral, Tiago Splitter.

El Real Madrid ha marcado un alto ritmo en ataque y defensa que la plantilla vitoriana nunca ha podido seguir. Salvo en el inicio del segundo cuarto, la iniciativa siempre ha correspondido al Real Madrid, y con ventajas por encima de los diez puntos.

Messina ha diseñado un plan cargando el juego interior para castigar a Barac. Lavrinovic no ha encontrado oposición y ha sido el jugador determinante para los blancos con 21 puntos. Además ha contado con el apoyo de Kaukenas, quince puntos, para hundir al Caja Laboral.

Además, los vitorianos tiraron por la borda la posibilidad de mantenerse en el partido con un nefasto segundo cuarto, donde han sucumbido a la defensa blanca con un concluyente parcial de 9-23. Para agrandar un poco más la brecha en los diez minutos finales otro 7-17 ha disparado la renta a los veintiocho puntos finales.

El billete para la final era un codiciado botín y desde el salto inicial vitorianos y madridistas se han metido en faena con un partido de alto voltaje e intensidad.

Kaukenas ha convertido los primeros siete puntos blancos, que han encontrado respuesta con el imperial San Emeterio y el envalentonado Barac haciendo olvidar al, de nuevo, ausente Splitter. Entre ambos han monopolizado catorce de los dieciocho puntos de los vitorianos en el primer cuarto.

Dusko Ivanovic y Ettore Messina han convertido el duelo en una partida de ajedrez y cada movimiento de uno era respondido por el otro buscando anular la ventaja que pretendía tener con el movimiento de peones.

Para el minuto siete el italiano ya había renovado su quinteto en pista, concediendo todos los galones a Llull y Jaric. Ellos han gestionado mínimas rentas blancas. La decisión de Barac le ha permitido dejar al Baskonia por delante, 18-17 en el primer cuarto.

El despertar vitoriano, 21-18, fue cortado de raíz con un concluyente parcial, 0-12 en seis minutos, dirigido por Lavrinovic, ocho puntos, y Velickovic, cuatro, para colocar a los de Messina con su primera gran ventaja, 21-30.

Los de Ivanovic se estrellaron ante la intensidad defensiva del Real Madrid que supo explotar las debilidades del juego interior baskonista. Lavrinovic y Velickovic se adueñaron de la pintura, atrapando once rebotes en ataque.

Dos triples de Hansen cerraron el segundo cuarto con un concluyente, 9-23, que dejó a los blancos con su máxima renta en el descanso, 27-40.

Ribas cogió el timón del Caja Laboral para llevar el partido al terreno físico, pero el Real Madrid exhibió la amplitud y calidad de su plantilla para no permitir que los vitorianos se acercaran a menos de diez puntos.

El Baskonia debía pelear en cada jugada para superar la asfixiante defensa madridista, mientras en ataque los de Messina encontraron las mejores versiones de Kaukenas y Lavrinovic.

El acierto de los dos lituanos, ambos con siete puntos, y otros jugadores que no brillaron en cuartos de final hizo posible alcanzar una definitiva ventaja de diecisiete puntos, 38-55 en el minuto 28.

Esa renta fue la que defendió el Real Madrid en el periodo final, 43-60. Messina colocó de nuevo a Prigioni en la pista para que el argentino sacara el metrónomo y decidiera la velocidad que más le convenía para llegar a la final sin pasar apuros.