Panathinaikos 78
Maccabi Electra Tel Aviv (15+15+13+27): Pargo (12), Eidson (17), Pnini (8), Eliyahu (12), Schortsanitis (4) -cinco inicial- Blu (14), Hendrix (-), Burstein (-), Macvan (3) y Sharp (-).
Panathinaikos (22+11+21+24): Diamantidis (16), Calathes (4), Sato (13), Fotsis (5), Vougioukas (4) -cinco inicial- Batiste (18), Maric (2), Perperoglou (2), Nicholas (14), Tsartsaris (-), Kaimakoglou (-) y Tepic (-).
Àrbitros: Juan Carlos Mitjana (ESP), Luigi Lamonica (ITA) y Robert Lottermorser (GER). Eliminaron por cinco faltas personales a Pnini (min.40).
El Panathinaikos ganó al Maccabi Electra Tel Aviv (70-78) y conquistó la sexta Euroliga de su historia, recuperando la corona que el año pasado se quedó el Regal Barcelona. Y lo hizo en el Palau Sant Jordi, el escenario en el que el conjunto azulgrana debía, a priori, alargar su hegemonía en la máxima competición continental.
Con esta victoria, el conjunto ateniense supera además al Maccabi en el palmarés de este torneo e iguala los seis entorchados del CSKA de Moscú, quedándose a tan solo dos del rey de esta competición, el Real Madrid.
El partido entre los dos grandes dominadores del baloncesto europeo de la última década se rompió en el tercer cuarto, cuando el PAO, gracias a su intensidad defensiva y una serie de aciertos en el tiro exterior, logró una renta de once puntos que supo administrar en el tramo final.
Fue un encuentro intenso, en la pista y en las gradas, pues además de tratarse de dos de los mejores conjuntos del continente también son dos de los clubes con las aficiones más ruidosas y numerosas de Europa.
El Maccabi se mantuvo en el partido hasta que le aguantó su efectividad en los lanzamientos de tres. Eidson y Pnini empezaron acertados desde los 6,75 y, gracias a eso, los israelíes no perdieron comba en el marcador durante la primer mitad.
El Panathinaikos, por su parte, se movió desde el inicio al ritmo que marcaba Diamantidis, el mejor jugador de esta competición. El base griego, penetraba, dividía, y el resto ya era cosa de Batiste, Vougioukas y compañía.
Dos tiros libres de Blu pusieron al Maccabi por primera vez por delante (13-11, min.6). Pero entonces, el cuadro heleno le endosó un parcial de 11-2 para cerrar el primer cuarto con una ventaja de siete puntos (15-22).
La culpa la tuvieron unas cuantas pérdidas de balón seguidas y la nefasta serie de tiros de dos (1/10) con la que el conjunto judío finalizó este primer período.
Con Schortsanitis muy bien defendido por Maric (0 puntos del pívot griego en la primera mitad), al equipo de David Blatt solo le quedaba el plan A: mover rápido el balón de dentro a fuera hasta encontrar una clara posición de tiro en uno de sus 'bombarderos'.
Cuando el Maccabi recuperó su acierto en los triples -Blu anotó dos de forma consecutiva- el marcador volvió a estrecharse justo antes del descanso (30-33).
Empezó mejor el Maccabi tras la reanudación. Con un juego más equilibrado y mejor porcentajes de tiro. Una penetración de Pargo y la primera canasta de Schortsanitis lo pusieron por segunda vez por delante en todo el encuentro (36-35, min.22).
Pero sin juego interior es difícil sorprender a un equipo como el de Zeljko Obradovic. El PAO volvió a responder con contundencia. Dos triples de Sato y una canasta de Nicholas firmaron un parcial de 8-0 que devolvía los siete puntos de ventaja a los griegos (36-43, min.25) y obligaba a Blatt a pedir un tiempo muerto.
La terrible defensa helena y tres triples casi consecutivos -dos de Sato y uno de Nicholas- dispararon definitivamente al conjunto ateniense (43-54, min.30).
El último cuarto fue un quiero y no puedo del Maccabi. Pargo, Eliyahu y Eidson se echaron el equipo a la espalda hasta colocarse cinco abajo (64-69), a falta de 1:20 para el final.
Pero entonces apareció la conexión Diamantidis-Batiste para sellar la victoria helena y agrandar la leyenda de Obradovic: ocho títulos de Euroliga con cuatro equipos diferentes.
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