Los jugadores de la selección española posan con el trofeo obtenido. | Reuters

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España 80 - 63 Lituania

España (19+22+19+20): Pau Gasol (25), Rudy Fernández (11), Ribas (5), Llull (12) y Mirotic (8) -equipo inicial- Reyes (8), Rodríguez (4), Aguilar, Vives, Hernangómez, San Emeterio y Claver (7).

Lituania (8+25+10+20): Kalnietis (13), Maciulis (8), Seibutis (13), Jankunas (3) y Valanciunas (10) -equipo inicial-, Gailius (1), Sabonis, Kuzminskas (8), Kavaliauskas (4), Javtokas, Milaknis (3) y Lekavicius.

Árbitros: Luigi Lamonica (ITA), Ilija Belosevic (SRB) y Borys Ryhyk (UKR). Valanciunas fue eliminado por cinco personales (min.36).

La selección española se proclamó campeona de Europa al derrotar en la final a Lituania por 80-63, en un partido sin sufrimiento y que dominó a placer de principio a fin, para alzar su tercer título continental por la puerta grande.

España salió bien en ataque, con suficiencia y avasalló a la defensa lituana que no encontró la manera de parar las oleadas que comandaban Sergio Llull, Pau Gasol o un Rudy Fernández, que con menos dolor en la espalda, se sumó al ataque cuando más falta hacía.

Con 8-2 (min.2.30) el entrenador lituano, Jonas Kazkauskas, tuvo que parar el partido para intentar frenar un marcador que parecía desbocado. La ventaja llegó hasta un 19-6 (min. 7.30) en uno de los cuartos más placidos jugados por el equipo español.

La iniciativa ofensiva hizo que la defensa pareciera estar en un segundo plano, pero nada más lejos de la realidad. El equipo español defendió como en los últimos partidos y sentirse fuerte atrás le hizo desplegarse en ataque con más seguridad. Al final de los primeros diez minutos, 19-8.

El equipo español aumentó la renta hasta los quince puntos, 23-8 (min. 11.30) y 25-10 (min.12.30), con Rudy desatado en un momento dulce. La selección siguió negando el bloqueo y continuación de Mantas Kalnietis con Jonas Valanciunas y, por ahí, llegaron muchos de los problemas lituanos.

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El 34-18 (min.16) fue la máxima ventaja obtenida por una España que no pasaba dificultad alguna. Desde ahí hasta el final del segundo acto, los bálticos apretaron los dientes y acortaron el marcador hasta un 41-33, favorecidos por un triple sobre la bocina de Jonas Maciulis, que hasta ese momento apenas había aparecido. Por contra, Renaldas Seibutis fue la máxima amenaza con 12 puntos.

La selección perdió este segundo parcial por 22-25, lo que habla de la relajación defensiva vista la fluidez del ataque. La zona, empleada mayoritariamente con Pau Gasol en el banquillo, no apretó lo suficiente en su momento y permitió el rearme parcial lituano.

En el descanso, los jugadores tomaron nota y volvieron con renovados ánimos a pista. No era cuestión de complicarse un partido, que siendo una final, estaba siendo uno de los más plácidos de todo el campeonato.

Dos personales seguidas de Valanciunas, segunda y tercera, aclararon más el panorama y el equipo español volvió a marcar un máximo, 52-35 (min. 24).

En cualquier otro partido esa diferencia a esas alturas hubiera significado, prácticamente, la ruptura del partido, pero en una final todo es diferente.

La lesión de Rudy (52-39, min. 26) podría haber sido una de esas causas, pero Pau Gasol, dominador absoluto del partido, no lo consintió. Y un triple de Víctor Claver elevó la renta a 18 puntos, 60-42 (min.29), con lo que España comenzó a acariciar la medalla de oro. 60-43 al final del tercer cuarto.

Con diecisiete puntos de ventaja y diez minutos de juego por delante, el equipo español no quiso complicarse la vida. Dejó descansar a Pau en el banquillo y apostó por la defensa para cercenar cualquier posibilidad de reacción. Después, Gasol saldría para rematar la faena.

Dicho y hecho. La vuelta de Gasol a pista supuso otro golpe moral para una Lituania fuera de combate, 62-47 (min. 33). Los minutos pasaron y a falta de dos minutos, 72-59, la victoria fue ya casi un hecho.

Tras un campeonato muy sufrido, España ganó su tercera medalla de oro de la forma más plácida, como lo hacen los grandes campeones.