¿Cómo se produce su marcha a los Estados Unidos?
—La Universidad de Arizona sigue mucho a las jugadoras que se mueven por Europa. Parece que a mí ya me habían visto desde hacía tiempo. Además, el segundo entrenador es italiano y se preocupa especialmente de seguirnos. Han visto que hay talento en Europa e intentar dar la oportunidad a esas chicas que pueden hacerlo bien en Estados Unidos.
¿Qué pensó cuando se le presentó esa oportunidad?
—Cuando me llamaron me lo tomé con muchísima ilusión. La verdad es que es una decisión que había que meditarla y pensarla bien, porque se trata de iniciar una vida nueva en muchos aspectos, con muchas diferencias respecto a España. Pero es una experiencia enriquecedora en todos los aspectos y la quiero aprovechar.
¿Dónde residen las diferencias de trabajo entre la metodología europea y la norteamericana?
—La verdad es que allí se hace más trabajo, más horas, aunque en el Siglo XXI ya teníamos una dinámica intensa. Cada día hacemos unas tres horas de pista y una de gimnasio. Tenemos que compatibilizarlo con los horarios académicos, pero son muy profesionales y tienen en cuenta las dos cosas. Eso sí, al principio cuesta coger el ritmo. En cuanto a la competición, jugamos dos partidos cada semana, los viernes y los domingos normalmente, y los encadenamos en casa o fuera porque los desplazamientos son largos y así se hace más fácil poder tener tiempo de recuperación.
¿Y cómo se quedó al ver a 10.000 personas animando a su equipo desde la grada?
—Alucinada. En España venían a vernos los padres y poco más. Pero salir a un pabellón así de lleno... Impresiona ver a diez mil personas en el pabellón. En un partido de baloncesto nunca lo había vivido... Me gustó y lo recordaré siempre.
¿Ha averiguado ya el origen de la expresión ‘Pueyo Loco'?
—No sé de dónde salió... Me lo empezó a decir una compañera de mi equipo y allí parece que comenzó todo.
¿Cómo se define Helena Pueyo como jugadora de baloncesto?
—Me siento cómoda en el tiro exterior y también asistiendo a mis compañeras. Pero sé que en el trabajo y la constancia está el secreto de todo.
¿Quiénes son sus referentes?
—A mí me gusta como jugadora Alba Torrens, la sigo mucho. Pero también Maya Moore y, en España, Raquel Carrera.
Su entrenadora en Arizona, Adia Barnes, se deshace en elogios hacia su juego. ¿Supone un estímulo extra?
—Ella me dio mucha confianza siempre. Fue jugadora profesional, en la WNBA y en Europa, y sabe lo que es estar en nuestro lugar. Siempre tenemos su apoyo y eso siempre ayuda, más cuando acabas de llegar a un nuevo lugar.
¿Qué objetivos deportivos se marca a medio plazo?
—Vamos poco a poco, paso a paso. A medio o largo plazo, el objetivo es tener mi carrera y jugar en España y en Europa, dejando siempre la puerta abierta a los Estados Unidos.
¿Tiene en el punto de mira llegar algún día a la WNBA?
—A todas nos gustaría, tal vez una o dos temporadas. Prefiero más España y Europa, pero vale la pena vivir la experiencia de la WNBA si llega la ocasión.
A nivel de selecciones, se ha convertido en una fija...
—Se agradece lo que la FEB se preocupa en nuestro seguimiento, y es una motivación más.
¿Cómo ve el baloncesto femenino en la Isla desde la distancia?
—Hay cantera y buenas jugadoras. Creo que un equipo en Liga Femenina 2 puede funcionar.
3 comentarios
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... la expresión "loco" es cariñosa, pero es de ámbito sudamericano... deberías devolverle con la misma moneda el topicazo a tu colega de equipo diciéndole que es una "yankee"... tú eres europea, pero esos no se enteran... defiéndete
Lo que te debería resultar asombroso es que allí son serios, no como aquí, el país de la chapuza al servicio de Pedro Gotera y Pablo Otilio.
Con 4 años y en una canasta desmontable, ya las colaba todas. Una niña increíble.