La 'resurrección' de Charles Thomas, el que fuera jugador del Barça, Manresa o Sant Josep Irpen de Badalona y máximo anotador de la liga española, ha causado un enorme impacto en el mundo del baloncesto. Tras darle por muerto desde los años 80, la llamada que el propio Thomas realizó a su excompañero Norman Carmichael cambió la historia. A sus 74 años, vive en un geriátrico en Amarillo (Texas) y ha decidido poner fin a cuatro décadas de silencio Para sus más allegados y para quienes le trataron.
Entre ellos, uno de los pocos elegidos que ha podido hablar directamente, vía telefónica, con Charles Thomas. Pedro Cifre (Pollença, 1947), el primer baloncestista internacional absoluto mallorquín -estuvo a punto de disputar los Juegos Olímpicos de México-, mantenía con él una buena relación durante su etapa en el Sant Josep de Badalona, al que llegó Thomas en 1968 y en el que compartió vestuario con Cifre hasta 1970.
Y lo hizo tras descartar el club catalán a Lew Alcindor... Quien más adelante cambió su nombre por el de Kareem Abdul-Jabbar, toda una leyenda de la NBA.
«Yo le daba por muerto... Su hijo (a quien Pedro conoce como Carlos, aunque su nombre también es Charles) me confirmó que estaba vivo, pero no estaba del todo seguro», recuerda Cifre.
Llamada
Ante las dudas surgidas, Cifre habló por teléfono con el hijo del ex jugador, quien le facilitó el número en el que podría encontrar a Thomas. «Me dijo que todavía hablaba un poco de español (vivió en nuestro país entre 1968 y 1976) y probé. Me contestó un hombre y le dije que quería hablar con Charles Thomas... Se hizo un silencio y me preguntó: ‘¿De parte de quién?' Le comenté que era Pedro Cifre, un amigo de España y se hizo otro silencio... Y respondió con un ‘¡Hola, Pedro!'», relata el que fuera interior del Patronato, Estudiantes, Sant Josep Irpen, Lugo, Círculo Católico de Badalona, Yanko Inca, Constancia, Kollflex, La Salle o Alcúdia.
«Me preguntó por Brunet, nuestro entrenador, quería saber si había fallecido. Entonces, comprendí que sí era Charles. Después recordamos un viaje a Canarias que hicimos y despejé todas las dudas», prosigue Cifre, quien no puede esconder que «lloré, me emocioné. Me dio un vuelco el corazón... Hicimos una gran amistad, e incluso habló con mi mujer y nos explicó que tenía mal las piernas», añade el que fuera uno de los grandes exponentes del baloncesto balear.
«Le dábamos por muerto, imagínese...», cuenta Pedro Cifre sobre la emotividad del reencuentro con Thomas, de quien recuerda que, en su carrera, «no he visto jamás a nadie saltar como lo hacía él... Ni en la NBA», recuerda.
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