Los jugadores de la selección española de baloncesto escuchan las indicaciones de Sergio Scariolo durante un partido del Eurobasket que se está disputando en el Mercedez Benz Arena de Berlín. | Alberto Nevado

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Contra todo pronóstico, la selección española de baloncesto jugará este domingo (20:30 horas) en Berlín la final del Europeo ante la francesa, un duelo que el equipo que dirige Sergio Scariolo afronta con la misión de disfrutar compitiendo para poner la guinda de oro a un campeonato memorable. Tras asegurarse una medalla en las semifinales ante la anfitriona, Alemania (91-96), el cuento de hadas de la campeona del mundo ya tiene un final feliz.

Contra el equipo galo los jugadores españoles quieren redondearlo con un oro que cuando empezó el Eurobasket parecía una utopía. Pero España lo volvió hacer. Sin los hermanos Gasol -ya retirados- ni el lesionado Ricky Rubio, entre otras figuras ausentes, se aseguró la séptima medalla consecutiva en un campeonato continental. Palabras mayores para un equipo en construcción, joven, sin jugadores diferenciales, pero con un espíritu competitivo que ha echado de la competición a Lituania (102-94) en octavos de final, a Finlandia en cuartos (100-90) y al mejor ataque del campeonato en semifinales.

España pugnará por el cuarto oro continental de su historia en la reedición de la final del año 2011. En aquella ocasión la selección liderada por Pau Gasol y Juan Carlos Navarro ganó a la Francia de Tony Parker (98-85). De aquella plantilla de jugadores Rudy Fernández es el único superviviente. A sus 37 años, el alero mallorquín es el líder de un grupo en el que sobresalen el base nacionalizado Lorenzo Brown -fundamental en las victorias contra Lituania (28 puntos y 8 asistencias) y Alemania (29 puntos y 6 asistencias)- y Willy Hernangómez, faro ofensivo en la zona (17,6 puntos y 6,8 rebotes por partido).

Pero en esta España en construcción que, pese a ello, sigue compitiendo, el bloque granítico está por encima de las individualidades. Los doce jugadores, siete de ellos debutantes en un torneo de verano de la FIBA, tienen un rol que aceptan sin rechistar con la intensidad defensiva como elemento distintivo. En los ocho duelos que ha disputado hasta la fecha, España ha encajado 80,3 puntos de media. Desde el base Alberto Díaz, el microondas defensivo del equipo y una de las grandes revelaciones del campeonato, hasta el pívot Sebas Saiz, el jugador menos utilizado.

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Los doce jugadores suman en la pizarra de Sergio Scariolo, el otro gran artífice del éxito de la selección. El técnico italiano apenas celebró en la pista la victoria contra Alemania. Nada más sonar la bocina, saludó a su homólogo y, al cruzarse con sus ayudantes, les señaló el túnel de vestuarios. Ya estaba pensando en el partido contra los franceses. «Estoy dándole vueltas a ver cómo seguimos engañando al personal», dijo tras sellar el pase a la final. Scariolo jugará su quinta final en diez campeonatos dirigiendo a la selección. Solo Estados Unidos en los Juegos Olímpicos del 2012 le arrebató el oro, por lo que ha ganado cuatro de las cinco finales que ha dirigido: tres en el Eurobasket (2009, 2011 y 2015) y una en el Mundial (2019).

Su próximo rompecabezas es la vigente subcampeona olímpica, un rival físico que cuenta con el pívot Rudy Gobert como jugador diferencial. Con sus 215 centímetros de altura, el pívot de los Minnesota Timberwolves es un salvavidas bajo los aros con sus 10,3 rebotes que captura por partido. Un hueso duro para los interiores españoles. Scariolo, además de Willy, ha potenciado en la pintura a Usman Garuba (5,4 rebotes) y Juancho Hernangómez (11 puntos y 5 rebotes), dos luchadores que no se achican antes jugadores físicamente más jerárquicos. Además, España es la selección que más rechaces ofensivos captura (14,4).

A la jerarquía de Gobert se suma el buen momento por el que pasa Guerschon Yabusele. El ala-pívot es el máximo anotador de Francia (15 puntos por partido) con un gran acierto en tiros de campo (55,3 %). El jugador del Real Madrid comandó a su equipo en la victoria arrolladora ante Polonia (54-95) en un partido en el que el seleccionador Vincent Collet reservó al escolta de los New York Knicks Evan Fournier, el otro gran líder de Francia (14,4 puntos), y a Rudy Gobert en el último cuarto. Pese a la plácida victoria contra la selección centroeuropea, el camino de los 'bleus' hasta la final no ha sido un camino de rosas. Ante Turquía (86-87) en los octavos de final y ante Italia (93-85) en los cuartos necesitó sendas prórrogas para solventar ambos encuentros.

A los jugadores que sobresalen en la pizarra de Collet brillan también notables segundas espadas como el alero Terry Tarpey, el escolta Timothe Luwawu-Cabarrot o el pívot Vincent Poirier, además del imprevisible Thomas Heurtel, capaz de cambiar el ritmo de los partidos con su talento exterior y asistencias (7,1 por partido). Francia ha llegado a la final sin destacar excesivamente en ataque. En este Europeo, promedia 82 puntos por partido. No obstante, en los últimos dos encuentros, ha rebasado los 90 puntos (93 contra Italia y 95 contra Polonia). Pero la principal arma del equipo galo es la defensa. En los ocho partidos de este Eurobasket ha encajado 75,5 puntos por encuentro. Y eso que en la primera fase perdió contra Alemania (63-76) y Eslovenia (82-88) acabando tercero del denominado 'grupo de la muerte' de este torneo. Sin duda alguna, Francia ha ido de menos a más.

El Mercedes-Benz Arena de Berlín acogerá la vigésimo segunda batalla entre españoles y franceses en un Eurobasket, un clásico del baloncesto continental. Hasta la fecha España parece tenerle la medida tomada al combinado galo con un balance de 17 victorias y 4 derrotas en Europa. Antes de la final (17:15 horas/15:15 GMT), Alemania y Polonia lucharán por el bronce. Los anfitriones confían en redimirse del batacazo que significó caer en las semifinales ante su afición. De ganar, la selección germana, capitaneada por Dennis Schroeder (21,6 puntos y 7,3 asistencias), se colgaría un metal en un campeonato de verano de la FIBA diecisiete años después de la última vez, que se remonta a la plata conseguida en el Europeo del año 2005. La selección polaca, la gran sorpresa del campeonato y verdugo de la Eslovenia de Luka Doncic en los cuartos de final, tiene el difícil objetivo de hacer historia en territorio comanche. Su última medalla en un Europeo fue el bronce conseguido en el año 1967.