El equipo menorquín derrota al Clavijo de la Rioja (67-61) ante un Pavelló lleno hasta los topes, con más de 5.000 aficionados que han celebrado el ascenso de categoría
Los jugadores del Hestia Menorca celebran el ascenso a la LEB Oro tras imponerse este sábado al Clavijo en Maó. | Josep Bagur Gomila
Menorca retorna a LEB Oro. En una velada para la historia, al cobijo de un Pavelló Menorca abarrotado y totalmente entregado a ese puñado de héroes que desde la banda lidera Javi Zamora, el HestiaMenorca superó al Rioverde Clavijo (67-61) y certificó el ascenso a la segunda liga del país, reubicando por elevación a la Isla en la misma tras más de un decenio de ausencia.
Con un Edwin Jackson absolutamente desaforado, sobre todo en la primera mitad, con una defensa tremenda como base de un planteamiento que no concedió respiro alguno al Clavijo, y respaldado por una grada que rugió, como no se recordaba, el equipo menorquín dio con la mayor cumbre de su sexenio de existencia. Y sin lugar a dudas, protagonizó la mayor gesta del deporte insular en la presente década.
La renta cosechada en el partido de ida en Logroño, de ocho puntos en favor del Menorca, condicionó insobornablemente la puesta en escena de uno y otro equipo, con la sensación, lógica, de que todo lo que no fuera un partido dominado por los riojanos al descanso implicaba la sentencia casi inmediata a la eliminatoria para rédito menorquín. Y ese fue el guion, inalterable, en el que discurrió el partido.
A conciencia de ello, el factor Jackson irrumpió desde el albor de la velada. Y si bien fue Juan Coffi, con un par de ensayos libres, quien inauguró el marcador del partido por el Clavijo (0-2), la prominencia del superlativo escolta francés se hizo notar de inmediato; desde el 4.60 acertó para el 7-2, la primera renta de cierta consideración en favor del Menorca.
No obstante, el equipo riojano siempre se sostuvo dentro del partido durante el primer cuarto. Aunque le costaba anotar (Norris, a los 5', convirtió la primera canasta del Clavijo en juego, 7-4), no permitió que el equipo de Javi Zamora, que agitaba el banquillo de modo constante para mantener un rigor y tensión defensiva de máximos, impusiera fractura en el marcador (11-10 para cerrar el primer cuarto tras acierto del visitante De Pablo).
Pero a pesar de lo ajustado del guarismo, la sensación era de que el Menorca estaba siendo superior, y el segundo cuarto resultó la plena constatación de ello. Jackson, que alcanzó el intermedio con 16 puntos (de los 35 de su equipo; finalizó con 22), asumió un protagonismo absoluto, en ataque, en defensa, en labores de dirección.... el francés hizo un mate en penetración que levantó a la grada para el 20-17.
Justo después provocó una antideportiva (sumó otro punto a raiz de ello, 21-17), convirtió para el 23-17, ejecutó una perfecta suspensión para el 33-20 y con antelación, le dio una tremenda asistencia a Stoilov, al que habilitó en la zona para un mate brutal del búlgaro, a dos manos, que, del griterío que generó en la grada, motivó que incluso se estremecieran los cimientos del Pavelló.
La atmósfera incrementaba su temperatura, más cuando en esos momentos del segundo parcial Jenaro Díaz, entrenador visitante, era expulsado por una descalificante (se acordó, protestando una falta a grito pelado, de la madre del árbitro en su cara, con lo que el castigo no admitió cuestión) y marchaba a vestuarios.
Clave
Fue ese momento otro punto de inflexión del partido. Desprovistos de su cerebro en la banda, cayendo al descanso por trece puntos, 35-22, que en realidad eran 21 en favor del Menorca, incapaces de contener a Jackson, de burlar la envergadura de Stoilov o de dar con una propuesta en ataque que alterase el soberbio despliegue defensivo insular, el Clavijo, aunque no abandonó la pelea, continuó en ella falto de convicción, y sobre todo, de recursos.
El Menorca, sin acelerar pero sin frenar, punto a punto, proseguía abriendo brecha (43-27 en el ecuador del tercer cuarto), y su mayor diferencial devino al empezar el último periodo (56-36, impuesto por Pol Molins con dos tiros libres).
Entonces, apareció la lógica relajación. Zamora iba dando minutos a todo su banquillo (anoche, nadie se quedó sin jugar) y Andre Norris, principal referente del Clavijo, después de sufrir un marcaje que prácticamente le desactivó en los primeros tres cuartos, empezó a adecentar su estadística, situando a su equipo a -7, 56-49, realmente, a lo más que se acercó el equipo riojano a un Hestia Menorca que sencillamente le mostró que su proyecto es muy superior; y desde anoche, de LEB Oro. Una velada mágica.
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