Las embarcaciones han competido esta mañana en la regata Conde de Barcelona. | Teresa Ayuga
Un año más, la bahía de Palma se vistió ayer de gala al acoger a los barcos más representativos de la náutica de época y clásica.
El Trofeo Almirante Conde de Barcelona arrancó en su XXVI edición con una jornada aplazada cerca de dos horas por falta de viento pero que al despuntar la tarde alcanzó rachas del suroeste de hasta ocho nudos que poco a poco suscitaron emocionantes ceñidas. El barco Merengue IV, un clásico de 1964, fue el primero en cruzar la meta del recorrido de 11 millas entre Illetes y Cala Gamba.
Embarcaciones de hasta catorce países compiten en un encuentro de emotivo arraigo organizado por la Real Fundación Hispania de Barcos, en recorridos costeros hasta el próximo día 21 en un evento que concluye el domingo con la tradicional Gran Parada y la solemne entrega de premios.
La clasificación se divide en función de las velas y del aparejo, entre barcos de época subdivididos en tres clases, según enarbolen vela cangreja o marconi y aparejos de queche, yol o goleta, y barcos clásicos, en dos subclases que también incluyen el aparejo de sloop o cúter. Existe una clasificación independiente de inscritos en la clase espíritu de tradición. Entre las embarcaciones históricas mallorquinas destaca la participación del pailebote Isla Ebusitana, construido en Palma en 1856 y la barca de bou de vela latina Balear de 1924 ,restaurada por el taller de mestres d'aixa del Consell.
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