Joan Tomàs y Joan Sastre muestran sus medallas de oro como campeones de Europa Sub 20, ayer, a su llegada a Son Sant Joan. | Pere Bota
El baloncesto mallorquín vuelve a tener motivos para exhibir su orgullo. Y es que dos exponentes de una generación que ha hecho historia tienen denominación de origen isleña. El título europeo Sub 20 conseguido por el equipo español en Bilbao ha roto una barrera infranqueable hasta el momento, y dos de sus artífices ya presumen de su éxito en Mallorca. Joan Sastre y Joan Tomàs aterrizaron en Son Sant Joan con su oro colgado al cuello, conscientes de la importancia de su gesta. El escolta del Cajasol también lo hacía con tres puntos en su nariz -tras el codazo que le propinó Gentile- y pendientes de pruebas médicas para calibrar si hay fractura o no. Sastre fue, tras Mirotic, el jugador más decisivo en el bloque dirigido por Juan Antonio Orenga, aunque destacó «la calidad del grupo. Mirotic ha sido el referente, pero todos hemos demostrado que tenemos calidad y eso es lo que nos ha hecho llegar hasta el título», dijo.
Sastre apenas estuvo un minuto en pista en la gran final, lo que le dio «mucha rabia, me sentí impotente por no poder ayudar a mis compañeros, pero al final todo acabó bien y somos campeones».
Confirmación
Sastre espera que su brillante actuación en el Europeo Sub 20 (fue el segundo máximo anotador de España) le permita gozar de más protagonismo en la ACB, al igual que su compañero de aventura en esta brillante singladura. Y es que Joan Tomàs también ha sido protagonista directo de la gesta. Su aportación ha sido vital en momentos clave, como el domingo en la final ante Italia (82-70). El alero del Joventut habla de un Campeonato «perfecto, no podemos pedir más. Todos hemos asumido nuestro rol cuando estábamos en pista y esa unión nos ha dado el oro».
En su cuarto Europeo, el llucmajorer define el triunfo como algo «increíble» y admite que necesitará unos días para «ser consciente de la importancia de esto». Joan recibió la especial felicitación de su hermano, Pere -capitán de la Penya-, a quien dedicó el oro «porque él no lo pudo ganar en su día».
Tanto Tomàs como Sastre tendrán unas semanas por delante para reponer energías de cara a una temporada en la que esperan poder seguir creciendo como jugadores de ACB y ampliar la nómina de isleños inmersos en la mejor liga de Europa, un continente que está a sus pies.
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