El presidente de la Federació Balear de Motociclisme (FBM), Pep Yuste, en una imagen retrospectiva. | S. Amengual

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El motociclismo balear camina sobre el alambre por un problema latente desde hace casi una década, pese a lo que sigue sin solución. En un momento en el que la crisis ha hecho bajar el número de licencias e inscripciones en las competiciones interislas y que convierte en difícil la gestión de la Federació Balear de Motociclisme, la falta de instalaciones y los problemas que encuentran sus practicantes para desarrollar sus diferentes especialidades ponen en peligro el futuro de los diferentes Campeonatos de Balears, algunos ya lastrados, y dejan en el aire el porvenir de este deporte en las islas.

En un momento dulce a nivel de resultados, tanto los cosechados por pilotos a nivel estatal e internacional (David y Luis Salom, Jorge Lorenzo, Pedro Vallcaneras, Kike Ferrer...), y marcado por el crecimiento de la base y el asentamiento de un programa de tecnificación, el deporte de las dos ruedas atraviesa por uno de sus lances más complejos, que en un caso extremo podría llevarle a protagonizar movilizaciones de protesta para hacer oír sus reivindicaciones desde la calle.

Reducción

Los diferentes Campeonatos de Balears han visto como esa carencia de recintos ha recortado sus calendarios. En especial, una de las más castigadas es la Velocidad, que no podrá celebrar competiciones locales de sus categorías superiores al no existir convenio entre el Govern y la propiedad del circuito Mallorca Renn Arena para su uso, toda vez que se realizaron sobre el trazado las pertinentes mejoras para conseguir su homologación. Un aumento de la cuota de inscripción, para sufragar el alquiler de las pistas, y la buena fe de pilotos y clubes permiten que la actividad siga adelante a día de hoy.

El calendario de Enduro también se ha visto castigado, al igual que el de Trial, donde pese a que la FBM presentó proyectos para regularizar la situación de los lugares para entrenar o competir, no ha encontrado respuestas y el territorial vive al límite, más tras ser denunciados algunos pilotos por Medi Ambient.

El Motocross está a expensas de que Son Matamoros se convierta en el primer trazado oficial de la isla, mientras un recinto emblemático como el Fora Vila sigue paralizado y el circuito de Sant Joan se ha cerrado, pese a tener pruebas previstas allí y tras tres décadas de actividad.

La decepción cunde, pese a lo cual, el presidente de la FBM, Pep Yuste, quiere presentarse a la reelección. Y es que esto afecta a un sector de la población que va más allá de pilotos y clubes, como son las tiendas y talleres, entre otros. El motociclismo no pide dinero (pese a las deudas de las instituciones), sino instalaciones para poder seguir con vida.