No era ni un apagón ni un equipo cualquiera lo que en la tarde de
ayer paralizó la actividad de Son Sant Joan. El Fútbol Club
Barcelona con mayor acento mallorquín de la historia aterrizaba en
nuestra isla, y la importante colonia culé de Mallorca no quería
perder la oportunidad de saludar o hacerse una fotografía con sus
héroes catódicos.
El retraso en la llegada de la expedición desde la Ciudad Condal
provocó que el número de aficionados y curiosos agolpados en la
terminal de llegadas fuera creciendo a medida que la parafernalia
que siempre envuelve a los grandes iba tomando fuerza. Poco más de
medio centenar de seguidores se acercaron hasta el aeropuerto
palmesano, rompiendo todos los cordones de seguridad establecidos
al efecto. Y es que el Barça es el Barça y no todos los días
transita por estos lares. Algunos miembros de la plantilla se
dirigieron directamente hacia el autocar, estacionado al efecto en
una zona restringida.
Pese a las medidas cautelares, allí fue donde Llorenç Serra
Ferrer, acompañado del otro mallorquín del cuerpo técnico catalán,
Pep Alomar, comenzó a saludar a viejos amigos y aficionados que no
olvidan la impronta dejada por el pobler en su tierra. Amable con
los que a él se acercaban e hicieron eterno su tránsito hacia la
cinta, Serra Ferrer siempre tuvo un instante para plasmar su firma
en balones, fotos y papeles varios, y nunca hizo caso omiso de los
comentarios lanzados al aire de la terminal.
Los Rivaldo, Sergi, Cocu, De la Peña, Alfonso y compañía
hicieron las delicias de los futboleros hasta allá llegados,
soportando con estoicidad las atosigantes, en algunos casos,
muestras de cariño. La novedad en la lista era el francés Emmanuel
Petit. El poderoso futbolista galo fue uno de los más solicitados y
se saltó a la torera las barreras lingüísticas, bromenando en
algunas ocasiones con los cazaautógrafos de turno.
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