Llorenç Serra Ferrer aparca el corazón tan sólo por unas horas y
pone el punto de mira en el equipo que le dio a conocer las mieles
de la Primera División. Acompañado de Gerard López, y recogiendo en
cada rincón las muestras de cariño de sus paisanos, el entrenador
barcelonista compareció en la habitual rueda de prensa previa a los
partidos, desarrollada en el hotel Palas Atenea, para alejar la
atención mediática del cuartel general azulgrana.
Serra confesó por enésima vez y con ojos brillantes que «se
trata de un partido especial por los sentimientos extradeportivos,
pero estas son las cosas del destino, que me alegran por una parte,
ya que siempre es grato para mí encontrarme con el Mallorca en
Primera División. Los sentimientos están ya olvidados, ahora me
debo al Barcelona, pero después del encuentro, deseo lo mejor al
Mallorca».
Con tres puntos en juego y el honor liguero por restaurar tras
la doble hazaña continental, el cariño por los colores rojillos es
asunto a tratar al margen, «más si se tiene en cuenta que el
Barcelona es un equipo que en cada encuentro afronta una nueva
prueba de fuego. Estamos obligados y tenemos el deber y la
responsabilidad de ganar siempre, pues somos un conjunto ganador»,
conluyó Serra Ferrer ante una multitud de medios informativos
presentes.
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