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El 10 de julio de 2001 Zidane era presentado como nuevo jugador del Madrid y Florentino Pérez cumplía otro sueño. Había colocado la primera piedra del Centenario un año antes con el fichaje de Figo y la contratación del galo se enmarcaba dentro del proyecto de minar Concha Espina de una pléyade de estrellas. Apenas seis meses más tarde, el madridismo vive convulsionado por los números que amontona su equipo: 31 puntos, 32 goles a favor y ninguna mancha desde el 11 de noviembre, cuando Acuña acabó con la resistencia blanca en La Romareda. Desde entonces, todo han sido alegrías. El Madrid llega a Ciutat como líder después de haber desplazado al Alavés y de allanar su camino en Europa, pero sobre todo llega con la sensación de haberse convertido en un conjunto temible.

Al equipo que viaje a Mallorca sólo se le puede encontrar una fisura. La expulsión de Iker Casillas ante el Nàstic en la Copa y la lesión de César han obligado a Del Bosque a confiar la portería a Carlos Sánchez, un joven guardameta que milita en el filial y que fue campeón de España juvenil en el Madrid. El resto es conocido y por eso precisamente asusta. Del Bosque ha construido un equipo alrededor de Zidane y si algo rezuma el Madrid es equilibrio y solvencia. La llegada de Helguera ha acabado por encajar al francés e incluso Figo, discutido por un sector de la grada, ha mejorado sus actuaciones. El conjunto blanco ha encontrado en Morientes al nueve que buscaba y Raúl sigue sumando, como cada temporada. Parece que no hace nada, porque el balompié español ya se ha acostumbrado a que haga cosas extraordinarias. Hierro aparece cuando se le reclama y el Real Madrid ha descubierto a Pavón, ese central que tenía que llegar de Italia y que estaba en la Ciudad Deportiva.

La falta de profundidad en el banquillo ha sido lo único que ha generado ciertas dudas y así se confirmó en Tarragona. Guti es un futbolista de garantías para aparecer en cualquier momento, pero es el único. Savio, Flavio y Mc Manamanan siguen entre algodones y su concurso en Palma está complicado. Además, el caso de los dos brasileños es especialmente preocupante, porque han pasado más tiempo en la enfermería que sobre la hierba. Sin embargo, los blancos se permiten el lujo de tener en el banquillo a un jugador que ha llegado a ser titular con Camacho: Munitis. Es el Madrid, el mejor equipo de la Liga y que quiere cerrar «su» año en el liderato.