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El Valencia celebrará esta tarde una junta general de accionistas de la que saldrá el consejo de administración que debe regir el club los próximos cinco años y en la que, salvo enorme sorpresa, la candidatura continuista del actual órgano rector que encabeza Jaime Ortí será la vencedora por amplia mayoría y que por tanto podrá seguir al frente del Valencia. Según los datos de la delegación de acciones, la candidatura de Ortí acudirá a la junta con cerca de ochenta mil acciones, mientras que la de Francisco Roig, ex presidente y máximo accionista de la entidad que encabeza el proyecto «Valencia, Cor i Forca», lo hará con cerca de cincuenta y cinco mil.

En total, la sociedad anónima tiene 192.225 acciones por lo que existen posibilidades matemáticas, aunque muy improbables, de que la situación de un vuelco el sábado, pero sería necesaria una altísima participación y un inequívoco apoyo a Roig, que ya asume que tendrá que convertirse en oposición. La campaña electoral ha estado marcada por la masiva compra de acciones que han protagonizado Roig y el constructor valenciano Bautista Soler, que ha multiplicado por más de doce el valor nominal de 48 euros de los títulos, y ha convertido a este último en el segundo máximo accionista del club, después del mencionado Paco Roig.

La aparición de Soler en la vida social del Valencia ha trastocado el crispado panorama accionarial de la entidad de Mestalla y puede ser la primera etapa de una nueva era del club valenciano pues parece dispuesto a tomar un papel activo y decisivo en el futuro de la sociedad. Suya ha sido la propuesta más tangible para construir un «Nuevo Mestalla», uno de los recursos electorales más utilizados por las distintas candidaturas. Soler pretende edificar un campo con un aforo de 70.000 asientos en el Paseo de la Alameda que se convierta en un emblema de la ciudad y en un referente internacional.

Además del enorme desembolso que el constructor valenciano y Roig han realizado para hacerse con el mayor número de acciones posibles, la campaña electoral ha estado salpicada de insultos, acusaciones y pomposas promesas de fichajes, que nadie ha sido capaz de concretar y que al final pueden quedar en nada, sólo en promesas electorales para captar el voto del pequeño accionista. La presentación de cuatro candidaturas minoritarias impulsadas por aficionados prácticamente desconocidos en el ámbito social del club han servido de acompañamiento al duelo entre Ortí y Roig, pero las delegaciones han demostrado su escasa capacidad de convocatoria entre los accionistas del Valencia.

La tensión de la campaña se ha mantenido muy elevada hasta el pasado lunes, cuando los resultados de las delegaciones de acciones adelantaron la victoria de Ortí y de su equipo y la derrota de Roig, que según él ex presidente no es tal ya que el respaldo que ha obtenido dice que le anima a convertirse en dura oposición, algo que parece que será así dado el talente que tiene el ex presidente. Aún así, durante toda la semana, representantes de ambos proyectos han negociado el devenir de la junta de hoy con la intención de pacificar el desarrollo de la asamblea aunque los antecedentes que tienen estos actos hacen desconfiar de estos acuerdos hasta que se cumplan.

La última ocasión que el Valencia vivió una situación similar fue hace algo más de nueve años, precisamente cuando Francisco Roig llegó a la presidencia de la entidad, si bien en aquella ocasión hasta el mismo día de la junta se mantuvo cierta incertidumbre. Aquel 9 de marzo de 1994 Roig superó en 9.092 acciones a la candidatura de Ramón Romero, ya que el primero obtuvo 33.813 acciones y el segundo 24.721. En aquel momento el Valencia sólo contaba con algo más de 90.000 acciones, cifra muy inferior a la actual.