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Da igual la hora y el día, si hace frío o calor, si llueve o graniza y si el partido es de Copa o de Liga. En el Iberostar Estadi, cuando juega el Mallorca no apuesten a que han acudido más de 13.000 espectadores. Sirva como ejemplo las cifras que se registran en la presente temporada. Sólo en cuatro ocasiones se ha superado ese número. Ante el Real Madrid (22.669), contra Osasuna (13.047), Real Sociedad (14.021) y Espanyol (13.021). A partir de ahí superar los 12.000 es casi una quimera. ¿Por qué el equipo de Primera División de la Isla no consigue llenar el campo o al menos superar de media los 15.000?

Existen respuestas muy variadas, pero también mucha coincidentes entre los sectores más conocedores del mallorquinismo. Gregorio Manzano lo redujo sólo a la paella -tanto tiempo aquí y al margen de hacerse millonario a costa del Mallorca no aprendió nada- pero el verdadero aficionado, ese que ha vivido la historia del club, que lo ha visto en Tercera, en Segunda B, que ha sufrido en el Sitjar y que ha gozado de los equipos de Cúper y Aragonés, tiene claro por qué se ve tanta silla vacía en cada partido. Ultima Hora ha pulsado la opinión de una representación de la afición rojilla, algunos de ellos históricos del mallorquinismo como Miquel Mesquida de la Penya Güell-Barralet. «No me sirve la excusa de los partidos televisados, creo que llevamos muchos años en Primera y tal vez parte de al afición se ha acomodado», comentó el presidente de una de las peñas con solera en Ciutat. ¿Acaso no valora la afición tener un equipo en Primera? Está claro que algo falla o muchas cosas, por ejemplo el estadio. «Es frío, no es atractivo y no pueden perdirnos que no comparemos continuamente con el Lluís Sitjar», manifestaba Santiago Morey presidente de la Peña Alós. Para él y para el 90% de la hinchada, el factor campo es fundamental. Nadie es capaz de divisar el espíritu que se sentía cuando uno rodeaba las calles Gómez Ulla o la plaza Barcelona los días de partido. La convulsión que ha sufrido el club desde la última época de grande hasta que Serra Ferrer compró el Mallorca ha sido absoluta y algunos ven también en este capítulo un motivo de decepción. «Los periódicos se han llenado de noticias demasiado malas durante demasiado tiempo», decía Pello Amengual, de la Penya Independent. Y es que la afición puede ser fría, puede animar poco, pero no olvida.