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Levante 1 - 0 Espanyol


Levante: Munúa, Javi Venta, Ballesteros, Nano, Del Horno, Xavi Torres, Iborra, Valdo (Pallardó, m.83), Xisco Muñoz (Jefferson Montero, m.60), Juanlu y Caicedo (Stuani, m.70).

Espanyol: Kameni, Javi López, Amat, Galán, David García (Alvarez, m.88), Duscher, Luis García, Verdú (Molina, m.75), Callejón, Alvaro y Sergio García (Eric López, m.82).

Gol: 1-0, m.27: Caicedo.

Àrbitro: Turienzo Alvarez (colegio castellano-leonés). Amonestó por el Levante a Munúa, Iborra, Del Horno y Xisco Muñoz, y por el Espanyol a Duscher, David García, Amat, Callejón y Galán.


El ecuatoriano Felipe Caicedo volvió a ser el talismán del Levante y su gol dio tres puntos clave a su equipo en la lucha por la permanencia, en un encuentro en el que el Espanyol controló el juego pero fue incapaz de crear ocasiones de peligro.

Fue un partido intenso, en el que la contra del equipo local pudo con el juego creativo del Espanyol, un conjunto con lagunas defensivas, que explotó el Levante para lograr el triunfo.

Los primeros diez minutos del partido ya estuvieron marcados por la intensidad inicial del equipo local, que no dio opción al Espanyol y que pudo adelantarse en el marcador con un remate al larguero de Juanlu en un contragolpe muy claro para su equipo.

A partir de ese momento, el conjunto catalán, bajo la batuta de Verdú, se adueñó del juego en centro del campo, con el balón casi siempre en su poder, pero sin apenas llegada sobre la meta de Manúa.

Ante ese dominio del Espanyol, el Levante buscaba las acciones de ataque a la contra o con juego directo. Sin embargo, cuando menos peligro creaba el equipo valenciano, un saque de Munúa llegó a Valdo, quien centró para que Caicedo marcara de cabeza poco antes de la media hora de juego.

A partir de ese momento y hasta el descanso, el Levante encontró más huecos y el partido se niveló con un par de ocasiones de gol ante cada portería que no fructificaron.

El segundo tiempo dio comienzo con los dos equipos en pos del gol, pues al Levante la ventaja de 1-0 no le daba seguridad y el Espanyol necesitaba, como mínimo, empatar. Aunque el objetivo era el mismo, el equipo catalán mostró más consistencia que su rival.

Poco a poco, el Espanyol intensificó el control del juego y la posesión del balón ante un rival cada vez más atrincherado en su parcela, lo que no le impedía disponer de esporádicas acciones de contragolpe para inquietar a Kameni.

A medida que avanzaba el partido, el control del Espanyol aumentaba, aunque sin llegar a las inmediaciones de Munúa más que en acciones a balón parado, en las que los atacantes del conjunto catalán no se mostraron acertados.

Pese a ello, en los compases finales del encuentro, el partido dio un giro total y el Levante estuvo muy cerca del 2-0, ante un Espanyol que no tuvo opciones ya para lograr la igualada.