Imagen de la plantilla del Juventud Sin Fronteras en las instalaciones de Son Moix en las que competían hasta su decisión de abandonar la competición.

TW
8

El Juventud Sin Fronteras ha dicho basta. En su tercera temporada de andadura el club ha decidido abandonar la liga de Segunda Regional tras los brotes de racismo que ha sufrido en varios de sus desplazamientos. La entidad resalta que los insultos xenófobos han sido «focalizados» y asegura que ha optado por despedir la temporada para evitar «conflictos mayores» que pudieran surgir.

«Nosotros solo queremos participar y competir y no queremos malos rollos. Vamos a jugar, disfrutar y también aprovechar los partidos para que mucha gente conozca los pueblos de la Isla. Nos retiramos para evitar que en algún partido los incidentes puedan ir a mayores. Tengo miedo de que pueda haber una pelea y que después la culpa vaya a recaer en nosotros», manifiesta el presidente del Juventud Sin Fronteras y de la Asociación de Ecuatorianos Residentes en Baleares, Darío Atacusí.

El máximo responsable del club no quiere generalizar e insiste en que los problemas se han producido en lugares puntuales y por culpa de unos cuantos individuos. Darío Atacusí resalta que la entidad siempre ha contado con el respaldo del presidente de la Federació de Futbol de les Illes Balears, Miquel Bestard, y con los responsables del Institut Municipal de l'Esport (IME) para desarrollar lo que considera «una buena labor de integración y una propuesta saludable para la gente joven».

Es la tercera temporada del club en las categorías regionales, pero la primera en la que sufren un ambiente tan hostil por su condición de extranjeros. El primer punto de desencuentro lo vivieron tras el partido ante La Unión, cuando el árbitro del partido les espetó «ir a quejaros a vuestro país». En aquella ocasión el cónsul de Ecuador en la Isla, Francisco Contreras, ya les invitó a dejar la competición para evitar conflictos.

Según explica el presidente del Juventud Sin Fronteras, los insultos recibidos en Ses Salines con escupitajos al portero incluidos supusieron un nuevo revés acentuado por la pasividad policial. La gota que colmó el vaso de su paciencia fue la visita al Port de Pollença, donde se caldeó tanto el ambiente que se temió por la integridad de los acompañantes y mujeres de los jugadores. Además, Attacusí recrimina que los árbitros no anotaran en el acta los insultos racistas sufridos.

La entidad que preside Darío Atacusí asegura que el equipo «no es exclusivo ni excluyente». «Un 50% de la plantilla somos ecuatorianos y podría haber sido el 100%, pero somos una ONU en miniatura. En el equipo hay gente de Argentina, Marruecos, Mallorca, Uruguay Nigeria, Senegal, Eslovenia, Venezuela y otras nacionalidades», explica el presidente, que asegura que seguirán en activo con la esperanza de volver.