El delantero del RCD Espanyol Sergio García (fondo) celebra con sus compañeros la consecución del primer gol de su equipo ante el Real Madrid.FÚTBOL LIGA PRIMERA DIVISIÓN | Efe

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Real Madrid 2 - 2 Espanyol

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Khedira, Xabi Alonso; Modric (Di María, m.46), Özil, Cristiano Ronaldo; Callejón (Morata, m.73).

Espanyol: Kiko Casilla; Javi López, Colotto, Héctor Moreno, Víctor Álvarez (Capdevila, m.59); Víctor Sánchez, Forlín, Wakaso (Christian Alfonso, m.29), Verdú (Albín, m.70); Simao y Sergio García.

Goles: 0-1, m.30: Sergio García. 1-1, m.45: Cristiano Ronaldo. 2-1, m.48: Coentrao. 2-2, m.88: Albín.

Árbitro: Mateu Lahoz (colegio valenciano). Amonestó a Cristiano (80) por el Real Madrid; Wakaso (13), Christian Alfonso (61), Víctor Sánchez (78) y Albín (89) por el Espanyol.

Un gol a dos minutos del final del uruguayo Juan Albín sentenció las ya reducidas opciones ligueras de un Real Madrid desenchufado, que reaccionó con la entrada en escena del argentino Ángel Di María, pero acabó pagando su racanería futbolística ante un Espanyol que mejora con Javier Aguirre (2-2).

En las antípodas de aquella imagen demoledora que le condujo a la conquista de la Liga de los récords de puntos y goles, el Real Madrid comienza a mostrar un aspecto ramplón en una competición que siente perdida. Los impulsos le levantan por momentos en el Bernabéu. Ante el Espanyol lo consiguió Di María, picado por sus últimas actuaciones discretas, pero acabó desolado en una competición de la que se despide antes de Navidad.

La afición madridista se negaba a aceptar que la Liga era misión imposible. Se aferraba el eterno espíritu de lucha de un club que nunca da nada por perdido. Desaprobó con silbidos la imagen ramplona del primer acto. Exigió esfuerzo, casta. Y cuando la sintió en la segunda parte empujó. Su equipo no sentenció y la ley del fútbol no perdona. Lo acabó pagando.

El Real Madrid puede saltar al campo con la fuerza de hacer pensar en una goleada plácida, como dejarse llevar y resucitar a cualquier rival. El Espanyol llegaba con una mínima mejoría en resultados tras la llegada del mexicano Javier Aguirre y una gran mejoría en cuanto a imagen. Fue más equipo en el Bernabéu. Líneas más unidas y conjuntadas. Jugadores solidarios en el esfuerzo.

Sin Gonzalo Higuaín y con Karim Benzema finalmente en la grada, Mourinho tiene un problema en la zona del nueve. Porque Cristiano se aleja de esa posición en la que no se siente cómodo acechado por dos centrales y José Callejón explota mejor sus cualidades en la banda.

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Pero el problema principal del Real Madrid es la falta de fútbol. Sin espacios se asfixia. Le falta movilidad, velocidad en el toque y ni juntando a Xabi Alonso, Luka Modric y Mesut Özil el juego blanco tiene continuidad. Son jugadas aisladas. Ramalazos de calidad. Acciones desequilibrantes que pueden tumbar a cualquiera. Cristiano lo intentó ya a los dos minutos y Modric chutó ajustado al palo. Plasmaban un buen arranque.

La clara ocasión desperdiciada por Simao a los 16 minutos mostró, tras el primer pase perfecto entre líneas de Verdú, que la defensa madridista estaba contagiada del estado general del equipo. Reaccionó tarde, cuando el portugués chutó mal, cruzado ante Iker Casillas.

En la lucha por el balón en el centro del campo hay un futbolista que pelea todo y nunca mide. Es Wakaso. Adorado cuando juega ante su afición, en campo visitante se convierte, en ocasiones, en un peligro para su propio equipo. A los trece minutos ya estaba amonestado por una dura entrada. A los 26 tuvo que marcharse a los vestuarios por otro recado a Sergio Ramos. Aguirre no entendía nada y decidió sustituirlo antes de que fuese tarde.

Sin un dominador claro, Modric dejó muestras de su calidad. Primero en una acción, con bicicleta en el regate, y un derechazo que repelió el poste. Más acertado estuvo Sergio García. Le dio la tarde a Sergio Ramos que no tenía cogida la marca cuando Modric falló en la salida de balón, Verdú asistió y Sergio se fue en velocidad para superar a Casillas con un toque pegado al poste.

Era el primer gol del Espanyol al Real Madrid en cuatro años. Los silbidos de la grada exigían una reacción inmediata y apareció Casilla para evitar el primero sacando con el pie un mano a mano a Cristiano. A la segunda, en un gol psicológico cuando se acababa la primera parte, nada pudo hacer. Había intentado veinte centros sin éxito Khedira por el centro. El primero desde un costado lo remachó con los tacos Cristiano, con el Espanyol pidiendo juego peligroso.

El panorama cambió tras la bronca en el descanso de Mourinho y la entrada de Di María por Modric. El primer balón del argentino lanzó un globo en carrera y dibujó un recorte que sentó al rival. Estaba con ganas de reivindicarse. Era su tarde. A la vez aparecieron los espacios y el Espanyol se fue empequeñeciendo.

El Real Madrid obtuvo con rapidez el premio. En el minuto 48 Cristiano vio la entrada veloz de Coentrao que fue más listo que la defensa, para meter el cuerpo y rematar con su pierna derecha a gol. La remontada estaba firmada.

En los únicos minutos decentes del Real Madrid, Arbeloa pudo sentenciar pero Casilla sacó su potente disparo. Di María se exhibía en cada contraataque. Cuando le tocó definir le faltó acierto para hacer el partido perfecto pero asistió con calidad a Ozil y Cristiano que no encontraron el gol. Y la parada de la tarde del portero formado en la cantera blanca, impidió el tanto del argentino con una mano a un disparo a la escuadra que repelió la cruceta.

El duelo se mantenía vivo hasta los últimos minutos. Si Álvaro Morata la tuvo de cabeza tras pase de Özil, el Espanyol pudo empatar con un remate de Capdevila que enfadó a Mourinho. La gente ya se iba del Bernabéu cuando apareció Albín para sacar oro de una acción de lucha y desorden en el área madridista. Su gol refuerza el crecimiento del Espanyol y termina de enterrar al Real Madrid.

Di María, Ozil y Morata, que controló mal cuando se quedaba solo ante Casilla, la tuvieron en el tiempo añadido tras el toque de corneta y el ataque a lo loco. El resultado plasma los problemas de un equipo perdido en Liga. El vigente campeón se juega su temporada a la 'Champions'. O conquista la 'Décima' o su año será un fracaso. Mourinho tiene la Liga perdida antes de Navidad.