Real Zaragoza: Leo Franco; José Fernández, Álvaro, Paredes, Abraham; Montañés, Cidoncha (Barkero, min.46), José Mari, Luis García (Movilla, min.56); Víctor Rodríguez y Roger (Jorge Ortí, min.78).
Mirandés: Prieto; Flaño, César Caneda, Álvaro Corral, Koikili; Mujika, Iván, Nagore (Lucena, min.63), Iriome (Juan Muñiz, min.70), Ruiz de Galarreta (Martínez, min.89) y Díaz de Cerio.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Amonestó con cartulina amarilla por el Mirandés a Koikili, Ruiz de Galarreta, Iriome, Nagore, Díaz de Cerio, Álvaro Corral y Prieto y por el Real Zaragoza a Álvaro, Paredes.
El Real Zaragoza quería reenganchar a sus aficionados en su debut en casa y se tuvo que conformar, por la falta de pólvora ofensiva, con firmar un empate sin goles ante un Mirandés que dejó claro a lo que había viajado a la capital aragonesa y lo llevó a cabo con disciplina para cumplir su objetivo.
La propuesta que hizo de salida el conjunto burgalés fue la de ceder muchos metros a su rival mientras tenía el balón en su terreno de juego, a la vez que mantenía sus líneas muy juntas obligando a los zaragocistas a jugar por raso y buscando las bandas.
El hombres más activo del conjunto de Paco Herrera fue el extremo Paco Montañés, que se multiplicaba por las diversas zonas y fue el encargado de llevar el peligro hasta la portería defendida por Prieto.
El conjunto de Gonzalo Arconada contemporizó hasta consumir casi la mitad del primer tiempo, en el que analizó a su rival y empezó a desperezarse y a colgar balones con los que ponía en evidencia los problemas de los defensores zaragocistas en el juego aéreo, una rémora que arrastra de la temporada pasada.
Después de Montañés tomó el relevo en las acciones hacia la portería del Mirandés Víctor Rodríguez y, tras varias acciones de peligro, superada la media hora de juego, a pesar de quedarse casi sin ángulo tras una salida en falso de Prieto, buscó el hueco y lo encontró pero el defensor Álvaro Corral sacó el balón sobre la línea, en una acción muy protestada por los zaragozanos.
La contestación visitante solo tardó tres minutos cuando el delantero burgalés Díaz de Cerio se plantó solo ante Leo Franco, que aguantó hasta el límite desbaratando la acción más clara de su rival para marcar.
Prácticamente nada cambió el panorama para uno y otro equipo tras el descanso, con los burgaleses dejando la iniciativa a los locales, que eran incapaces de traducir en acciones de verdadero peligro su mayor dominio y las que dispuso no fue capaz de concretarlas.
Al cuarto de hora Movilla le puso un excelente balón a la espalda de los defensores a Álvaro que no acertó a conectar un buen remate.
Víctor Rodríguez era el que más sensación de peligro daba cuando tenía el balón en sus pies y de sus botas salieron las acciones de mayor peligro, sobre todo un balón que le dejó al canterano Jorge Ortí en el minuto 89 al que llegó demasiado apurado y no pudo rematar con contundencia.
Los burgaleses se limitaron a buscar a su rival a la contra, pero se mostraron excesivamente blandos en los últimos metros y apenas inquietaron a Leo Franco, salvo cuando se escapó Díaz de Cerio en el minuto 85.
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