Mallorquinistas. De izquierda a derecha: Ángel Bolao, Toni Tugores, Julià Mir, Joan Forteza, Utz Claassen, Pere A. Serra, Yolanda García, Isabel Molina y Antoni Oliver. | Pilar Pellicer

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El mallorquinismo con más solera, representado por la Hermandad de Alfonsinos, se citó el pasado domingo en el restaurante es Molí des Comte para su almuerzo anual. El más tradicional grupo de seguidores del Mallorca, que representa lo más granado del ayer y del hoy del club bermellón, recordó viejos tiempos y celebró con alivio la vuelta a la estabilidad del club después de cuatro años de incertidumbre institucional.

La ceremonia estuvo marcada por la distinción, a título póstumo, del exdirectivo de la hermandad Bartomeu Bauçà. El siguiente homenajeado fue Julià Mir, una leyenda del Real Mallorca. Su amigo Joan Forteza, autor del primer gol del Mallorca en Primera, fue el encargado de darle el galardón.

El nuevo presidente del Mallorca, Utz Claassen, recibió el trofeo Sinatra por parte de Antoni Oliver, gerente del Grupo Oliver. Sus palabras reflejan el sentir de gran parte de la afición: «Utz Claassen ha dado estabilidad al club. Este es el primer trofeo de los muchos que conseguirá», señaló el conocido empresario.

En su discurso, Claassen explicó que su deseo es conseguir el «ascenso cuanto antes» y aseguró que «la situación económica se ha estabilizado». El presidente dejó claras sus intenciones: «Trabajamos para que el Mallorca tenga un sitio en la élite del fútbol internacional y lo hacemos en base a tres principios como son la profesionalidad, integridad y estabilidad». El alemán pidió perdón también por los desencuentros del pasado: «No olvido la descortesía de los dirigentes del club (por su ausencia injustificada del último acto de los Alfonsinos) y prometo que esto no volverá a ocurrir», manifestó el presidente.