Javier Clemente gesticula durante un momento de la entrevista. | Teresa Ayuga

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A Javier Clemente Lázaro (Barakaldo, 1950) la caída de Ángel María Villar le ha sorprendido en Mallorca. Desde su retiro vacacional en Pula, ha vivido con interés el estallido de la operación Soule, que ha supuesto la aparición de unas conversaciones privadas suyas con uno de los implicados, Juan Padrón, y sobre todo, la detención de su amigo y presidente de la Federación Española. El entrenador vasco confía en el dirigente. Cree en su inocencia y asegura que le apoya más que nunca, más allá de lo que diga después el juez.

—¿Cómo está viviendo las últimas horas del caso Villar?
—De forma desagradable porque es amigo mío. Ha sido amigo mío, es amigo mío y seguirá siendo amigo mío sea cual sea luego el fallo.

—¿Qué opina de la decisión del juez de enviarle a prisión?
—Dicen los que entienden, porque yo no entiendo ni papa, que ‘hay indicios de'. Será que al juez le han presentado una serie de detalles en los que puede haber algún delito y ha decidido tomar esas medidas que ahora deberán seguir estudiando y ver si es culpable o inocente.

—¿Pero usted no cree que hay alguna base en esos indicios?
—No, claro que no. Conociéndole a él (Villar) como persona, la moralidad que tiene, la rigidez moral con la que ha actuado toda su vida, no le veo capaz. Si su propia vida me ha tenido a mí confundido, pues bueno. Me extraña, pero puede ser. No soy excesivamente listo en ese sentido. Confío en la gente y punto.

—¿A qué cree entonces que obedece este caso?
—En el fútbol hay mucho montaje y mucho dinero de por medio. Mucha gente que aspira al puesto de Villar para manejar el dinero. Son cosas muy raras porque dos meses antes de las elecciones, a través del Consejo Superior de Deportes, intentaron inhabilitarlo. Recurrieron al TAD, que dijo que lo del CSD era improcedente. Le autorizaron a que se presentara y volvió a ganar, se retiraron sus contrincantes. Y ahora vuelven con los mismos temas, otra vez. Sacaron lo de Tahití y nadie se había llevado un duro. Utilizaron ese dinero para otra cosa, pero al fin y al cabo fue en el fútbol, en las propias federaciones o en obras deportivas. Nadie robó nada. ¿Porque vuelven ahora? Porque esto funciona así. Hoy (ayer) Tebas ha dicho que lleva diez años diciendo que Villar es el jefe de una organización criminal. Me ha dejado acojonado que un abogado diga eso. Él anda detrás de la candidatura de Jorge Pérez, que era secretario general de la Federación. Él puede saber si Villar se ha llevado una peseta o no, o si pertenece una organización criminal. Es que eso lo dice el presidente de la Liga, cuando en la junta de la Federación hay muchos presidentes de clubes, que están en la Liga. De esta forma Tebas dice que hay presidentes de clubes que forman parte de una organización criminal y los tiene ahí. Como esto es fútbol y se puede decir lo que sea…

—Tebas también ha dicho que Villar es historia, pero que hay que seguir limpiando.
—Él será muy listo. Si al final demuestran que Villar ha hecho cosas ilegales y le apartan de la presidencia, claro que será historia del fútbol español. El que no lo es y el que nunca lo será es él, que ni ha empezado. En el fútbol español no es nada. Él era quien llevaba los procesos concursales de muchos clubes de los que ha desaparecido dinero o que han desaparecido en sí. Ha sido, entre otras cosas, el abogado de Dimitri Piterman, que está en busca y captura. Ese es Javier Tebas. Sin embargo, yo no le acuso a él de pertenecer a una organización criminal, que es una auténtica barbaridad.
—Lo que parece es que este caso va a marcar un punto de inflexión para el fútbol español.
—El fútbol español funciona muy bien. Es el mejor de Europa en categorías modestas y de base. La estructura es correctísima. Genera dinero propio y tiene muy pocas subvenciones. Y cuando el Gobierno estaba mal de dinero, Villar renunció a esas subvenciones. El funcionamiento es exquisito. No es perfecto, porque claro que hay errores. Y seguro que alguno trabaja fatal, como en los Altos Hornos. Porque la gente honrada se puede equivocar también.

—¿Entonces no cree que sea necesaria una regeneración?
—Por deshonra no, no hay que cambiar. ¿Que puede hacerlo? Pues sí, e igual con todo esto hay algo que se puede mejorar.

—¿Pero qué cree que pasará?
—Tampoco lo sé. Yo soy de fútbol. Supongo que si inhabilitan a Villar los miembros de la asamblea que reeligieron al presidente decidirán quién es el que toma ahora el camino de Ángel María.

—¿Ha podido hablar con alguien del entorno directo de Villar para saber cómo está?
—No y por lo que sé, él está totalmente incomunicado. A mí sí me encantaría ir a verlo, eh. Y no para que me explique nada, porque no lo necesito. Me gustaría verlo para hablar con él y reírnos un rato, para animarle y transmitirle que estoy a su lado.

—Ha escrito en Twitter que ahora es cuando más va a estar con él.
—Así es. Aunque le condenen.

—En el auto del juez Pedraz también aparecen unas conversaciones suyas con otro de los detenidos, Juan Padrón.
—Están todas bien. A mí me encantaría que el juez me llamara para ver qué significan esas conversaciones. De todo esto, aparte de por Villar, me molesta que sin tener nada que ver en esta película saquen una conversación privada mía. Que lo sepa el juez está bien, pero que las tire al público… ¿Por qué tiene que saber todo el mundo lo que he hablado con un amigo? ¿A quién le importa? Yo también quiero saber lo que habla otra gente y no puedo. No me parece justo y es lo único que me molesta.

—¿Y sobre la conversación en sí tiene algo que decir?
—Es ridículo. Hablamos de votos y elecciones. De una forma coloquial comentamos cosas, que no hay problema. Que si Fulano o Mengano ha tenido un partido internacional y con el chollo que eso supone está comprado, que le vota seguro. Porque gracias a ese partido habrá obtenido unos ingresos de taquillaje y demás. Un ejemplo: para un España-Italia como el que hay dentro de poco puede haber quince solicitudes de ciudades. Se lo han dado a Madrid y el presidente de la madrileña, lógicamente, estará encantado. Esa es también una forma de comprar. Todo ello dicho en plan coloquial, claro.

—¿Vamos a verlo de vuelta por los banquillos de España?
—Hoy (este viernes) me han llamado un montón de teles y radios y yo me enfrento a mucha gente, me manifiesto. Y al hacerlo hay muchos que están de tu lado y te apoyan, pero esos a los que te enfrentas son enemigos para toda la vida. Así que hoy habré hecho un montón de enemigos. Y esos, cuando les dicen que voy a entrenar a algún sitio, empiezan a dar hostias para que no lo haga. No entreno porque no me llaman. Iría mañana mismo porque me gusta un montón. No tengo planes cercanos y si no me sale nada pronto igual lo dejo. Llevo ya 37 años en Primera y creo que me queda cuerda, pero depende de te que llamen o no. Si no, solo puedo entrenar a mi cuadrilla.