Valencia: Neto, Piccini, Garay (Diakaby, m.67), Gabriel Paulista, Gayà, Parejo, Kondogbia, Carlos Soler (Batshuayi, m,76), Wass, Santi Mina (Gameiro, m.67) y Rodrigo.
Atlético de Madrid: Oblak, Juanfran, Savic, Godín, Filipe Luis, Koke, Saul, Correa (Thomas, m.81), Lemar, (Vitolo, m.63) Griezmann (Gelson, m.72) y Diego Costa.
Goles: 0-1, m.27: Correa. 1-1, m.56: Rodrigo.
Árbitro: Gil Manzano (colegio extremeño). Amonestó por el Valencia a Garay y Rodrigo y por el Atlético de Madrid a Savic y Juanfran.
Incidencias: primer partido de Liga de la temporada 2018-2019 disputado en Mestalla ante 46.200 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por los socios del Valencia fallecidos a lo largo del pasado campeonato.
Valencia y Atlético de Madrid iniciaron la Liga con un empate (1-1) en un partido intenso y de fuerzas niveladas en las que el equipo madrileño dominó la primera parte ante un Valencia que reaccionó en la segunda, aunque los minutos finales, tras los cambios, fueron nuevamente del conjunto de Diego Simeone.
El guión fue el esperado entre dos equipos potentes y trabajados en un choque en el que el Valencia fue capaz de plantar cara al campeón de la Supercopa de Europa y desperdició dos claras ocasiones en los últimos instantes.
El orden táctico de dos equipos que no querían correr más riesgos que los imprescindibles marcó el inicio del partido entre dos equipos bien plantados sobre el terreno de juego, con las ideas claras y perfectamente conocedores de las virtudes del rival.
De esta forma, las posesiones largas de balón por parte de ambos conjuntos caracterizaban el choque, pero ni valencianistas ni atléticos encontraran la forma de hacer daño al rival.
Se notaba que tanto Marcelino García Toral, técnico local, como Diego Simeone, el visitante, habían cuidado cada detalle para que no se les escapara el encuentro.
El partido mantenía esa dinámica cuando a los 27 minutos un control de Griezmann creó un hueco en la defensa local que le permitió ceder a un Correa desmarcado, pero que no estaba en fuera de juego por la posición de Piccini. Solo ante la meta, no dio opción a Neto para detener su potente disparo.
El gol puso el partido donde quería el Atlético y desconcertó ligeramente al Valencia. El encuentro perdió ritmo ya que el equipo madrileño lo frenó, pero no intensidad, aunque el Valencia no fue capaz de hacer ocasiones y su rival sí que dispuso de alguna para marcar el segundo tanto.
Fue en sendas jugadas de Costa, una que desvió Neto en un tiro cruzado y otra que acabó en falta de Garay sobre el atacante hispano-brasileño.
El Valencia salió con más mordiente tras el descanso y consiguió jugar cerca de la meta de Oblak, pero sin crear peligro ante un Atlético muy compacto, sobrio en las ayudas en defensa, presionante y sin descartar la posibilidad de hacer un segundo gol que podría ser casi definitivo.
La mejoría local servía para tener el balón y parecía insustancial, hasta que en el minuto 56 un centro de Wass, acompañado de un error de Godín, permitió que Rodrigo empatara el encuentro con un disparo inapelable.
La igualada propuso un partido diferente. En primer lugar porque revolucionó la grada y a continuación porque el Valencia le metió una marcha más al partido puesto que el equipo ganó en convicción, ante un Atlético que, a pesar del revés, no se descompuso.
El tesón del Valencia se reflejó en el balón enviado al poste por Paulista en un cabezazo a la salida de un córner, cuando el Valencia ya se animaba a no sacarlos en corto como al principio del partido.
Poco a poco, el partido se volvió a nivelar. El Atlético había superado un momento difícil y recuperó las riendas del juego. A un cuarto de hora del final era el que dominaba el encuentro, aunque Wass y Gamiero obligaron al final a Oblak a realizar dos paradas importantes y no hubo cambios en el marcador.
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